No escribiré sobre los candidatos o sobre los partidos políticos, lo que me interesa es invitar a reflexionar sobre las características que debería tener la persona que gobierne este país durante los próximos 6 años.
Todos estamos de acuerdo en que necesitamos un verdadero líder, alguien que sea seguido por su ejemplo y por su vocación política. Una persona que tenga claro que el liderazgo social y político implican una mezcla de virtudes: justicia, prudencia, fortaleza etc.
El liderazgo social se caracteriza por una profunda reflexión, dedicación y atención a las personas que conforman una sociedad. El verdadero líder debe adquirir el hábito del estudio y la reflexión, debe conocer la realidad que lo rodea y conocerse a sí mismo. Para esto es indispensable que escoja bien el tipo de lecturas y materias que deberán nutrir su espíritu y formar su intelecto para tomar las decisiones correctas en el momento correcto. Además debe acudir al silencio como su mejor aliado, reflexionar profundamente sobre la realidad que lo rodea y sobre el impacto que tendrán sus decisiones y sus acciones antes de llevarlas a cabo, so pena de cometer graves e irremediables errores.
Un líder social no es aquel al que todos aplauden y enaltecen, sino aquel que toma las decisiones correctas en el momento correcto aun cuando muchas personas no las aprueben a causa de una falta de conocimiento por parte de estas.
El líder social debe tener la humildad suficiente para saberse incapaz de hacer todo por su propia cuenta, debe aprender a pedir consejo y a conformar un equipo de trabajo con personas aún más aptas que él.
Quien no pide consejo terminará siendo presa de su necedad, lo cual lo llevará directamente al fracaso. Como decía Carlos Llano Cifuentes “Nadie es capaz de todo ni incapaz de nada”, todos necesitamos de todos para alcanzar las metas y los objetivos que nos propongamos.
Considero que el liderazgo político se caracteriza por la habilidad para conseguir acuerdos que beneficien a la mayoría de las personas en aquellos aspectos que tenemos en común: economía (derecho a tener un empleo digno), salud, educación, derechos humanos etc.
Hay que decir que la política es compleja, de lo contrario se corre el riesgo de caricaturizar a una ciencia tan importante y relevante para una sociedad.
El líder político debe ser aquel que entienda y ejercite dos virtudes esenciales para el ejercicio del poder: la justicia y la prudencia.
La justicia debe entenderse aquí como la entiende y escribe Ulpiano: “La constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde”. El verdadero político es aquel que tiene la capacidad para observar y entender la realidad con objetividad, tomando decisiones con base en aquello que corresponde a cada uno, incluso a sí mismo.
La prudencia debe entenderse como “Templanza, cautela, moderación”1
El líder político prudente actúa de acuerdo a lo que es mejor en cada situación con la finalidad de conseguir el resultado deseado, de acuerdo a las circunstancias que rodean a ese hecho concreto al cual se enfrenta. Cabe aclarar aquí, so pena de caer en un relativismo peligroso, que la prudencia debe ir de la mano de la justicia. El líder político debe actuar de acuerdo a lo que es mejor, pero siempre teniendo en cuenta que debe ser justo; es decir: sus decisiones deben dar a cada quien lo que le corresponde, lo cual debe estar justificado mediante la razón y los hechos.
Para terminar este artículo, me gustaría escribir la siguiente reflexión:
El liderazgo social y político no es un asunto fácil ni sencillo, implica una mezcla de virtudes y debe ser ejercido bajo mucha presión y circunstancias adversas. La ciencia política no es como las ciencias exactas, no hay una sola respuesta correcta. Lo que existen son circunstancias que deben ser enfrentadas con un análisis crítico y una reflexión profunda, con la finalidad de tomar decisiones prudentes y justas que traten de ayudar lo más que se pueda al desarrollo de una sociedad y causar el menor daño posible.
1RAE