La Organización Mundial de la Salud define la violencia como: “El uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”[1].
Existen varios tipos de violencia, la familiar es una de ellas. Esta consiste, principalmente, en agresiones contra la pareja o los hijos. Las mujeres son las principales víctimas de este tipo de agresión.
Aunque la familia sea, muchas veces, el lugar ideal para escapar de las amenazas de la “calle”; existen muchos casos en los que la violencia nace y se desarrolla en el hogar.
En mi opinión existen diversos factores que causan la violencia familiar:
“1 de cada 3 mujeres (35%) en el mundo, han sufrido violencia familiar” según este organismo internacional[3]. La pareja es la principal responsable de esta agresión, desde luego siempre habrá casos en los que los hijos abusen de sus padres y viceversa.
Otro grupo en situación de vulnerabilidad son los ancianos, las agresiones contra estos no necesariamente son físicas. La situación de abandono y exclusión del ámbito laboral y productivo hacen que el anciano se aísle y caiga en un profundo estado de soledad y depresión. Los asilos están llenos de ancianos con “enfermedades del olvido”, causadas –entre otras cosas- por la sensación de que nadie quiere saber nada de ellos.
Existen otros grupos en situación de violencia doméstica, sin embargo pienso que el común denominador de esta agresión reside en el olvido del significado de la persona humana. Cuando las personas aprendan a mirar a los otros no como objetos sino como entes absolutos, dotados de dignidad, este problema disminuirá notablemente.
Ya expuse que significa la violencia familiar, ahora trataré brevemente cómo se puede prevenir.
Según la Organización Mundial de la Salud “la promulgación de leyes y formación de políticas que protejan a la mujer, combatan su discriminación, fomenten la igualdad de género y ayuden a adoptar normas culturales más pacíficas”[4] son estrategias mediante las cuales se puede evitar este tipo de violencia, misma que destruye muchas familias y deja una profunda cicatriz en la sociedad.
Quizá se pueda decir que el avance y la autonomía en la situación laboral y económica de la mujer, permitan que la violencia doméstica pueda ser atendida de manera más adecuada y así reducirse. Me parece necesario reconocer que el hecho de que la mujer, durante mucho tiempo y también hoy en día, haya dependido y dependa económicamente del varón hace propicio que este abuse de ella desde múltiples ámbitos, dejando a esta indefensa.
Pero quizá las leyes y la políticas públicas no sean suficientes, lo que se requiere es un cambio de paradigma, se requiere reflexión e inteligencia para dejar atrás viejas prácticas que tanto han dañado a las mujeres, a los ancianos, a los niños y también a los hombres.
Ser críticos con los paradigmas erróneos y con los condicionamientos sociales es el primer paso para reducir y eliminar la violencia familiar.
[1] http://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/Violencia-y-Salud-Mental-OMS.pdf.
[2] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/.
[3] Id.
[4] http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs239/es/