No cabe duda de que la corrupción daña a la sociedad. Pero las organizaciones que operan en el sector privado son perjudiciales también por la existencia de una corrupción generalizada.
“Organizaciones del sector privado” es una expresión muy amplia. Se dan de hecho grandes diferencias entre diversas organizaciones en el sector privado. A fin de que las observaciones que haré a continuación tengan un foco más concreto, adoptaré el punto de vista de las organizaciones que están comprometidas a llevar a cabo lo mejor que puedan su misión económica; tales organizaciones buscan sistemáticamente formas nuevas de reforzar sus capacidades, crear nuevas ventajas competitivas y mejorar su aptitud para servir a sus clientes. Tales organizaciones, a las que por brevedad llamaré “organizaciones eficientes”, con toda certeza sufren grandes perjuicios a causa de la existencia de un clima de corrupción:
- En primer lugar sufren daños a causa de los problemas que la corrupción causa en su entorno. Baste con mencionar cuanto más difícil es para tales organizaciones el operar en un entorno en el que la policía es menos eficaz, los servicios públicos no son muy confiables, las empresas a menudo son víctimas de extorsión, etc.
- El efecto primario de la corrupción es precisamente que los contratos de suministro al sector público, que normalmente deberían haber sido adjudicados a tales “organizaciones eficientes”, se otorgan a empresas de escasa o nula reputación y competencia, que han ofrecido la gratificación apropiada. Las “organizaciones eficientes” pierden oportunidades de hacer negocio -a menudo grandes volúmenes de negocio- a causa de la corrupción.
- La reputación no es un fenómeno en el que se dé un nivel alto de discriminación. Cuando la corrupción y la falta de estándares éticos se hacen comunes en cierto entorno, la reputación de todas las empresas de ese entorno sufre, lo merezcan o no. A causa de esto, muchas compañías de honestidad impecable han tenido, en los últimos años, la experiencia de encontrarse con muchas dificultades para localizar empresas extranjeras dispuestas a hacer negocios con ellas, para no mencionar la dificultad de encontrar inversores extranjeros.
- Todavía peor, las “organizaciones eficientes” encuentran que un clima corrupto tiende a corromperlas a ellas mismas. Esas organizaciones no reclutan empleados en un planeta distinto, y su gente no vive vidas segregadas socialmente. Aunque una empresa dedique grandes esfuerzos a comunicar a sus empleados ciertos valores y estándares de conducta, el clima ético predominante no puede dejar de tener una influencia en la cultura de esa empresa. El efecto de esta influencia tendrá de suyo a debilitar los vínculos que ligan a los componentes de la organización.
Texto extraído del libro “Una comunidad de servicio, ensayos en ética de la empresa” p. 108-110 escrito por Juan M. Elegido, y publicado por el IPADE con permiso del autor.
