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La importancia de la afectividad humana

Escrito por Laura Cremades Granja | 10/01/19 18:46

 

En la segunda década del siglo XXI persisten el creciente miedo, la ansiedad y el estrés difíciles de manejar, la desconfianza y la falta de esperanza y de sentido de la vida. La situación actual es la resultante de la modernidad y de la posmodernidad. ¿Quién no deseaba lo moderno? ¿Quién no estaba feliz de saber superada la Edad Media y el oscurantismo que llevaba asociado a ella en la mente de la mayoría de las personas? Sin embargo, la modernidad, que abandonaba a Dios y exaltaba a la persona humana, idealizándola (endiosamiento de sí mismo), y la posmodernidad que ha encumbrado a la tecnología y a la ciencia, no están resolviendo el perenne problema del ser humano: ¿de dónde viene y a dónde va? y ¿dónde puede encontrar la felicidad que tanto anhela?

Ni la modernidad ni la posmodernidad están encarando la demanda de una vida digna y en paz para todos. Al contrario: la cultura de la muerte se enfrenta con descaro y con crueldad a la cultura de la vida y los seres humanos más vulnerables (los más pequeños, que son los que están en el vientre materno-aborto, manipulación de embriones y eugenesia; los ancianos-eutanasia, abandono; y los enfermos-deshumanización de su cuidado y abuso en la atención médica), que son quienes más protección necesitan, corren peligro de muerte sin que la mayoría de la población se dé siquiera cuenta.

Y para aquellos que llegan a darse cuenta, han caído en una especie de sopor que no les permite siquiera dimensionar la injusticia y brutalidad que es la muerte en el seno materno a causa de una dispositivo intrauterino[1], inserto en millones de mujeres en edad reproductiva en el mundo. Sin embargo, el hecho de que la mayoría de la gente no se dé cuenta o de que vivan en cierto sopor no quita el hecho de que los efectos de la cultura de la muerte en la afectividad humana de quienes están directa o indirectamente relacionados con ella son aquellos asociados a tal muerte fuera de contexto (de un contexto de sentido trascendente y esperanzador de la vida): depresión, tristeza, desesperación, enojo, frustración, desubicación, inseguridad, ansiedad, odio, sentimientos que son portadores de bien y que opacan la vida que hay en cada uno.

Es preciso alertar y fomentar iniciativas educativas y de todo tipo que atiendan a este que podría llamarse un nuevo padecimiento afectivo de la humanidad. Es por ello que es necesario dedicar más estudios a la afectividad humana y a su gestión.

Texto extraído (con permiso de la autora) de la tesis doctoral de la Dra. Cremades titulada “Ética y afectividad en la perspectiva de Aristóteles, Santo Tomás de Aquino y Carlos Llano” terminada en el año 2012.


[1] Según información del INEGI con cifras del 2005, en México, el 20% de las mujeres en edad de 15 a 49 años usaba dispositivo intrauterino (DIU), pero entre las más jóvenes, de 15 a 29, la cifra ascendía al 35.8%. Fuente: INEGI. “Estadísticas a Propósito del Día de la Mujer”. 2006
(http://www.inegi.org.mx/inegi/contenidos/espanol/prensa/Contenidos/estadísticas/2006/mujer06.pdf)