Según Carlos Llano, la persona tiene la tarea de perfeccionarse a sí misma. Es el esfuerzo lo que marca la diferencia en este arduo camino del cambio y mejoramiento personal. Ya decía Llano que “Sin esfuerzo, no se alcanza nada”. Podemos ser muy inteligentes y tener muchas habilidades, pero si somos perezosos no alcanzaremos nunca nuestras metas.
Para empezar, un ingrediente fundamental para perfeccionarme a mí mismo es forjar mi carácter. Mantenerme firme ante las tentaciones de vicios y caminos que trunquen la senda hacia la verdadera felicidad y hacia una vida virtuosa. El carácter es el ingrediente esencial del éxito, si es que el éxito lo consideramos en un sentido más profundo que el mero reconocimiento o la mera adquisición de bienes materiales.
Frente a un objetivo a alcanzar, existen múltiples dificultades que tendremos que sortear y aguantar. Es este aguante (el carácter) lo que nos permite no desistir frente a los múltiples tropiezos de los que el camino hacia el éxito y la felicidad está pavimentado.
El dicho popular dice “La constancia es la base del éxito”. Desde luego, habría que aceptar que si no existe carácter, la constancia es imposible (me refiero a la constancia de actos virtuosos, pues también para el vicio se requiere constancia). El mejoramiento personal involucra desde luego un deseo de mejora, pero, y más importante aún, las virtudes necesarias para alcanzarlo.
Para Carlos Llano Cifuentes, muchas veces es probable que la causa de la adquisición de la virtud se encuentre en la previa adquisición de un vicio. Me explico: Los vicios son más fáciles de contraerse, nuestra proclividad al error y al camino fácil son dos pruebas de ello.
Sin embargo, el malestar adquirido por un vicio, según Carlos Llano, puede ser el punto de arranque de la adquisición de una virtud: “Sin embargo, no cabe duda que resulta más probable poseer en carne propia un vicio contrario a la virtud que ha de adquirirse, al punto de que es la presencia de ese vicio la que quizá haya despertado la necesidad de adquirir la virtud en cuestión. Este vicio contrario se constituye así en el punto de partida para la adquisición de la virtud”. ("La formación de la inteligencia, la voluntad y el carácter")
Cómo puede verse en la cita anterior, no es que se tenga que adquirir primero un vicio para que surja la necesidad de adquirir una virtud, sino que la realidad del vicio manifiesta la necesidad de su contrario.
Carlos Llano describe 4 dificultades que se presentan cuando queremos adquirir una virtud:
Te invito a reflexionar sobre este artículo y preguntarte:
¿Cómo sería una sociedad si las personas practicáramos más la virtud?
¿Cómo puedo volverme más virtuoso?
¿Cuáles son mis vicios y mis virtudes?
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