Carlos Llano, fundador del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa y profesor del área de Factor Humano en dicha escuela de negocios, consideraba que el único sujeto ético es la persona humana.
La empresa, conformada por personas humanas, necesita forzosamente de un código ético para cumplir correctamente su finalidad y colocar al hombre en el centro de ella. Sin este, las consecuencias pueden ser desastrosas: la instrumentalización de la persona y la pérdida de su dignidad.
En el siguiente artículo, se explica la función de la ética en la empresa con base en el pensamiento de Carlos Llano.
Si bien es cierto que las personas cumplen una función dentro de la empresa, como miembros de un departamento específico, no se les debe considerar solamente por la función que ejercen, sino por el simple hecho de ser personas. La empresa debe poner especial énfasis en el desarrollo humano de las personas que la conforman, así crecerá de una manera integral al crecer como personas los hombres y mujeres que la integran.
Si bien es cierto que cada persona adulta debe ser responsable de sus actos y de querer desarrollarse como persona, dentro de la empresa no todos tienen las mismas responsabilidades: Cada departamento es dirigido por un jefe y ellos a su vez tienen un jefe: El director general.
La responsabilidad del director no se reduce a guiar, como sea, a las personas que se encuentran bajo su mando, sino a dirigirlas mediante el servicio. Él debe ser el primero que sirva a sus subordinados, debe ser el primero en comportarse éticamente, sólo así las personas que le reportan verán en él a un verdadero líder, que asume dicho liderazgo mediante el ejemplo.
Según Carlos Llano Cifuentes, “el trabajo es el comportamiento principal de toda empresa”, a través del trabajo la persona se hace persona, se dignifica y plenifica. Cuando una empresa basa sus prácticas en comportamientos éticos, no solo está forjando un prestigio frente a sus clientes y frente a sus trabajadores, sino que está convirtiendo el espacio geográfico donde operan en una comunidad de personas, personas que trabajarán, quizás no todas, por gusto y no por necesidad. Personas que se tratarán, entre sí, con respeto y alegría, mismos que nacerán del trato que ellos mismos reciban de sus jefes y colaboradores y que reflejarán con sus clientes, lo que traerá un incremento en la productividad y en los resultados de la empresa.
Por eso, la mejor inversión que una empresa puede hacer es desarrollar y educar a su gente para que sean mejores personas.
Continua leyendo: La ética en la empresa: ¿Por qué es importante?