Familia y Sociedad

Carlos Llano y el movimiento del 68

[fa icon="calendar"] 2/01/17 7:00 / por Bernardo Sosa

 

shutterstock_187767983.jpgDe acuerdo con el Dr. Zagal, Carlos Llano supo juzgar con moderación y prudencia el movimiento estudiantil de 1968. Además de sobreponer las acciones concretas a la crítica vacía, que no deriva en ninguna propuesta práctica.

El movimiento del 68

Héctor Zagal en su libro Para entender a Carlos Llano escribe que “La revolución del 68 advirtió que los convencionalismos sociales son mucho más que formalismos. Son el reflejo de una manera de ver la vida; de ahí que los cambios de modales hayan sido quizá más revolucionarios que los libros”. (Zagal Héctor, Para entender a Carlos Llano, Nostra ediciones, 2014, p.81)

Lo que pretendo con esta cita es describir cuál era la opinión (de acuerdo con el Dr. Zagal) que Carlos Llano Cifuentes tuvo de este movimiento estudiantil. Para empezar, podemos decir que la recepción de esta revolución por parte de Llano no fue radical; supo mirar con recelo las intenciones tan abruptas e impulsivas de muchos estudiantes, al tiempo que desconfiaba de las promesas del liberalismo democrático. Héctor Zagal escribe de él “Tampoco fue un romántico, pues desconfiaba del sentimiento y las inclinaciones espontáneas del hombre”. (Zagal Héctor, Para entender a Carlos Llano, Nostra ediciones, 2014, p.82)

Carlos Llano Cifuentes

Podemos decir, en pocas palabras, que fue un hombre prudente al momento de juzgar la realidad que lo rodeaba. Siempre con gran espíritu crítico y firmeza de carácter.

Pero con respecto a este movimiento ¿cuál era la postura del Dr. Carlos Llano?

El Dr. Zagal escribe que “Si algo le preocupaba (al Dr. Llano), era la capacidad de las personas de insertarse en la sociedad, de ser personas de provecho, de ser personas que pudieran integrarse al establishment”.

Esto es otro ejemplo de la actitud que tenía ante la realidad. Como podemos ver en la cita de Zagal, las preocupaciones del Dr. Llano eran, sobretodo, prácticas. Podemos decir, sin la intensión de llevar a cabo un reduccionismo, que las preguntas que más le preocupaban a Carlos Llano eran ¿Qué valor agregado puedo generar en la sociedad que me rodea? ¿Sirve de algo la queja que estoy llevando a cabo, o debería usar ese tiempo en algo productivo?

¿Para qué sirve la crítica?

Carlos Llano en su libro Las formas actuales de la libertad (Trillas, México, 2002, p. 148) escribe que “La madurez, en resumen, se requiere para la acción, no para la crítica que a nada compromete”.

Me aventuraré a dar una respuesta más certera: El Dr. Llano nunca perdió de vista que lo más importante eran las acciones humanas, quizás desde un inicio se haya preguntado ¿en qué acciones concretas derivará este movimiento estudiantil?

Si lo reflexionamos detenidamente las quejas no producen nada, valen más dos personas que responsablemente trabajan ocho horas diarias en sus respectivos trabajos y producen un valor agregado que ayuda prácticamente a la sociedad, qué 400 estudiantes que piden a gritos la renuncia del presidente de México.

 

Guardar las formas

Ya vimos que Carlos Llano era un hombre moderado, que veía la realidad con la cautela del que juzga prudentemente. Siempre con miras a una posible solución en la práctica y no desde un plano ideal.

También podemos decir, siguiendo al Dr. Zagal, que Llano tendió más al conservadurismo que al liberalismo. Carlos Llano era un hombre de mucho contenido pero también de formas, mismas que le permitieron conservar intacto su prestigio durante tantos años y le abrieron muchas puertas en el ámbito tanto académico como empresarial.

Terminaré con otra cita del Dr. Zagal que describe concretamente el párrafo anterior:

“En ciertos convencionalismos en el vestido, era muy exigente. Una vez lo acompañé a una reunión de trabajo en Guadalajara. Era la primavera. El calor apretaba y, a pesar del sudor, él seguía con la corbata y el traje. No era un hombre que se distinguiera por su elegancia en el vestir, pero sí creía en un mínimo de normas de etiqueta. Esta preocupación, que él llamaba “tono humano”, quedó impresa en la Universidad Panamericana y el IPADE.


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Topics: Universidad, Crítica, Movimientos sociales

Bernardo Sosa

Escrito por Bernardo Sosa

Bernardo Sosa Iñigo es Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana. Además, estudió el programa Introducción a Dirección de Empresa (IDE) y el curso Finanzas para no financieros en la Universidad Panamericana. Trabajó dos años como asistente académico del Dr. Héctor Zagal. De mayo 2015 a diciembre 2020 trabajó como asistente del Director de la Cátedra Carlos Llano UP-IPADE, y como director de contenidos de la página web. Además, actualmente, se encuentra estudiando la especialidad en Psicoterapia Gestalt en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt.

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