Familia y Sociedad

La gran responsabilidad de ser padres

[fa icon="calendar"] 17/08/16 20:33 / por Bernardo Sosa

Familia Cátedra Carlos LlanoLa noble vocación de ser padres conlleva la responsabilidad de conocer las circunstancias que nos rodean y conocernos a nosotros mismos. El deseo por formar una familia debe ir acompañado de una madurez ante el compromiso que implica el sostén y la educación de los hijos.



Los límites del deseo

Todo proyecto comienza con la potencia de desear algo, la capacidad volitiva de la persona permite que sus acciones se encuentren encaminadas hacia la consecución de una fin Sin embargo el ser humano es, sobre todo, un ser racional; lo cual le permite entender su realidad y entenderse a sí mismo.

Querer algo no implica la seguridad de que obtenerlo, es necesario estar conscientes de la realidad que nos rodea y sopesar nuestras posibilidades; mismas que se encuentran limitadas por nuestra naturaleza, circunstancias y capacidades.

Desear tener una familia es el primer paso para tenerla de facto, pero sólo el primero. Antes hay que determinar si estamos capacitados para ello, lo cual no implica un examen fast track de nosotros mismos sólo para esgrimir un argumento débil ante el miedo al compromiso.

Me parece que para determinar dicha capacidad es necesario, primero, conocernos a nosotros mismos. Profundizar verdaderamente dentro de nosotros para encontrarnos con nuestra esencia, nuestras fortalezas, debilidades y miedos. Esto con la finalidad de enfrentarlos, madurar y crecer psíquica y emocionalmente, so pena de que dicha falta de crecimiento afecte nuestras decisiones futuras y la vida de la persona con la que deseamos pasa el resto de nuestra vida y del fruto que de esa unión surja (los hijos).

En segundo lugar, como dice el Papa Francisco en su exhortación apostólica Amoris Laetitia (La alegría del amor en la familia) es muy importante “aprender a comunicarnos con la persona que amamos”. La comunicación es esencial para reducir expectativas y poder construir una visión madura de la persona con la que compartiremos nuestra vida, so pena de que el futuro se encargue de revelarnos una verdad que nunca antes nos “pasó por la mente”.

Nutrir el deseo con una visión objetiva de las cosas es la mejor forma de ir cultivando un futuro que se sustente cuando los vientos de la realidad traten de derrumbar el hogar.

Ver más allá: la capacidad de respuesta y planificación

Dijimos anteriormente que la madurez es fruto de conocernos a nosotros mismos. Proyectar nuestro futuro, con base en las circunstancias actuales, es la mejor forma de reducir los errores; mismos que pueden ser fatales.

La planificación económica, el ahorro y la reducción del consumo personal, son esenciales para cuidar que la estabilidad familiar no se tambalee. El dinero no lo es todo, el mismo Tomás de Aquino esgrime que el dinero no puede ser la felicidad porque lo que por esencia es un medio no puede ser una finalidad. Sin embargo, cuando ese medio es fundamental para alimentar dignamente a los hijos la cosa cambia. No es humano privar de los bienes esenciales a los hijos sólo porque nuestro deseo le ganó a nuestra razón, la planificación familiar debe ser una mezcla de amor, inteligencia y prudencia.

En el matrimonio, la mujer y el hombre dejan de ser solamente responsables de ellos mismos y se vuelven responsables uno del otro y del ser humano que nacerá de esa unión, por lo que la donación  intrínseca en el matrimonio debe de ir acompañada de una virtud esencial para la toma de decisiones: la prudencia. Así como de un desprendimiento del ensimismamiento personal.

La responsabilidad que conlleva formar una familia debe ser meditada y dialogada entre los cónyuges, so pena de que lo imprevisto se vuelva motivo de ruptura. La capacidad de respuesta de los padres supone, por un momento, hacer a un lado la magia que nubla el enamoramiento entre los cónyuges para dar paso a un acto de verdadero amor, que se ve reflejado en el sincero “pensar en el bienestar del otro”.

Dicho lo anterior, podemos decir que un hombre y una mujer que planifican adecuadamente la formación de una familia tienen como base un equilibro entre el enamoramiento (sin el cual nadie se casaría) y la razón.

Ebook Libertad y Educación Cátedra Carlos Llano

Topics: Familia, Valores, responsabilidad en la familia

Bernardo Sosa

Escrito por Bernardo Sosa

Bernardo Sosa Iñigo es Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana. Además, estudió el programa Introducción a Dirección de Empresa (IDE) y el curso Finanzas para no financieros en la Universidad Panamericana. Trabajó dos años como asistente académico del Dr. Héctor Zagal. De mayo 2015 a diciembre 2020 trabajó como asistente del Director de la Cátedra Carlos Llano UP-IPADE, y como director de contenidos de la página web. Además, actualmente, se encuentra estudiando la especialidad en Psicoterapia Gestalt en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt.

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