Familia y Sociedad

¿Qué podemos hacer ante el ataque a la familia?

[fa icon="calendar"] 15/08/16 6:00 / por Bernardo Sosa

Familia Cátedra Carlos LlanoEn la actualidad, una de las instituciones más agredidas  por los medios de comunicación y las leyes  es la familia. Ante este ataque, es muy importante y urgente preguntarnos ¿qué podemos hacer para defender a la familia? y ¿cuál es el aporte que podemos dar para rescatar sus valores? 

 

Aceptar el hecho: la familia está siendo atacada

No se requiere de una investigación profunda para darnos cuenta de este hecho. Desde las leyes promovidas, hasta la publicidad y el entretenimiento, son una muestra de que el significado y el valor de la familia son los enemigos de esta sociedad de consumo.

Si la fidelidad, el compromiso y el sacrificio son tres características esenciales de toda familia, quizá hoy en día no sea atractivo formar una. ¿Para qué querría yo formar una familia si las personas a mi alrededor y su situación me dan muestras de lo contrario? ¿Supiste del divorcio de fulano? ¿Convendrá tener hijos? Estas preguntas rondan las conversaciones que escuchamos frecuentemente en nuestros círculos sociales, por lo que la experiencia parece verificar el siguiente enunciado: no conviene formar una familia, trae más problemas que beneficios.

Muchas de las circunstancias que nos rodean nos incitan a poner nuestra persona en primer y último lugar, como escribe Sygmunt Bauman “Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista”. ¿Por qué compartir mi persona con otra, sacrificando mi tiempo y mis ideales, si me puedo servir de ella y consumirla, sin verme involucrado? Parece que los medios de comunicación nos bombardean con imágenes y contenido en los que subyace esta pregunta, la cual parece tener sentido al menos a primera vista.

Sin embargo, la plenitud de la persona reside justo en lo contrario. Cuando se compromete y sacrifica por otra, desgastando su vida en aras del bienestar ajeno, adquiere una plenitud que ningún Spa o paquete all inclusive pueden brindarle. Paradójicamente la persona se plenifica vaciándose en el amor al otro, y la primera institución en donde se aprende eso de manera natural y cotidiana es la familia. La madre se dona al hijo sin pensarlo, sería enfermizo que una madre abandonara y dejara morir de hambre a su bebe porque prefiere dormir un poco más.

 

¿Quién gana con este ataque?

Me parece que los ataques contra la familia deben tener una ganancia, sería extraño si no fuera así, dado que el gasto estimado para ello no tendría sentido. Pero ¿cuál es la ganancia?

En una sociedad de consumo, esta actividad supone el motor principal de la economía. Para ello, se requiere que dentro de las prioridades de la personas se encuentren las compras y la satisfacción personal, so pena de que el sistema sufra una crisis. ¿Por qué gastar el dinero en el bienestar y el futuro de los hijos si me puedo ir de viaje? "Los hijos quitan tiempo, mejor aprovéchalo y vete de compras". Además, las mascotas son más económicas (aunque a veces no) y no lloran a las tres de la mañana, pidiendo comida o cambio de ropa.

Por lo tanto, la respuesta es clara: la economía es la que gana con el ataque a la familia, las personas cambian el sacrificio por el placer y el ahorro por el gasto.

 

Lo que podemos hacer

Después de describir muy brevemente el panorama, es momento de tratar de brindar alguna posible solución para rescatar a la familia de un ataque que, como ya vimos, es inminente y va en aumento.

En primer lugar, me parece que lo primero que se requiere es reflexionar; no dejarnos llevar por lo que las circunstancias nos ofrecen, por más atractivo que sea. Para ello, las preguntas que nos tendríamos que hacer son las siguientes: ¿realmente necesito esto que voy a comprar? y ¿estoy realmente convencido de lo que haré?

La primera pregunta pondría un freno importante a la compulsión y al gasto, nos ayudaría a ser más selectivos y ahorrar dinero que podamos utilizar de manera más inteligente. La segunda pregunta evitaría que tomemos decisiones de las que, muchas veces, creemos estar convencidos pero que son producto de la presión social y mediática. Pondré dos ejemplos: ¿estoy realmente convencido(a) de no casarme? ¿Estoy realmente convencido (a) de no querer tener hijos? 

Ahora, para lo anterior son necesarias 3 cosas:

  • Buscar el silencio para reflexionar.
  • Conocernos a nosotros mismos.
  • Ser fieles y honestos con nosotros mismos, buscando llenar nuestro interior para poder darnos a los demás. A veces el ensimismamiento en nosotros mismos nubla nuestro juicio, pero es claro que nadie da lo que no tiene.

En segundo lugar, si ya decidimos formar una familia, hay que tener presente que es necesario nadar contracorriente. La comunicación entre padres, hijos y hermanos se debe fortalecer, la convivencia debe opacar el egoísmo y el amor debe ser el pilar fundamental que brinde estabilidad al hogar.

 

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Topics: Familia, Valores, crisis, medios de comunicación

Bernardo Sosa

Escrito por Bernardo Sosa

Bernardo Sosa Iñigo es Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana. Además, estudió el programa Introducción a Dirección de Empresa (IDE) y el curso Finanzas para no financieros en la Universidad Panamericana. Trabajó dos años como asistente académico del Dr. Héctor Zagal. De mayo 2015 a diciembre 2020 trabajó como asistente del Director de la Cátedra Carlos Llano UP-IPADE, y como director de contenidos de la página web. Además, actualmente, se encuentra estudiando la especialidad en Psicoterapia Gestalt en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt.

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