Familia y Sociedad

Vivir con ideales

[fa icon="calendar"] 8/05/18 16:10 / por Laura Cremades Granja

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La ilusión y ganas de vivir se sienten de forma especial cuando estamos en compañía de personas agradables, cuando hacemos un trabajo interesante, cuando nos esforzamos o nos sacrificamos por lograr algo que anhelamos mucho o que valoramos demasiado. 

Tal vez sea que estas actividades son necesarias para nuestra vida, un buen indicador es la satisfacción permanente que nos generan.

Por el contrario, cuando se vive en medio de críticas y juicios, cuando no se encuentra más que lo peor en lo que sucede, en las situaciones que vivimos y en las personas que nos rodean, cuando hay mentiras, robo y actitudes interesadas entonces somos terreno fértil para la tristeza, el desánimo, la desesperanza, la ansiedad y hasta la depresión. Pareciera que estas actividades son perjudiciales para nuestra rica y a la vez precaria naturaleza humana.

Para satisfacer nuestras necesidades nos planteamos metas que suelen ser, en principio, materiales, como comprar alimentos, servicios de salud, comprar un reloj, una prenda de vestir o un bien raíz. Otras metas incluyen tanto componentes materiales como bienes intangibles, como son la formación de un negocio, el estudiar una licenciatura, un posgrado o una especialidad o el entrenar para participar en alguna competencia o para lograr metas de salud o de rendimiento físico.

A veces sólo vemos lo inmediato y lo más visible, pero hay otras cosas valiosas que podemos ver si nos enfocamos y nos concentramos en ellas. Todos estamos familiarizados con la necesidad que tiene la sociedad de que seamos todos honestos, puntuales, respetuosos, confiables, sinceros, fuertes y trabajadores. Podemos decir que todo esto contribuye al bien de todos, al bien común. Admiramos y buscamos rodearnos de personas que tiene alguna o varias de estas cualidades, de estas virtudes. Son personas que han logrado hacer vida estos valores, es decir, que tienen ya la virtud. Si usted es una persona con estas cualidades, seguramente estará pensando en el esfuerzo que ha tenido que hacer a cada momento para seguir viviendo de esta manera y recordará cómo aprendió a vivir estas virtudes: con la exigencia y el ejemplo de sus padres o tratando de evitar los malos ejemplos que en sentido contrario le dieron otras personas, o por sí mismo dándose cuenta de lo muy conveniente que es actuar de esta manera. Estas actuaciones son necesarias para nuestra vida y por eso nos causan satisfacción y beneficios. Podemos hablar de ideales a los que conviene tender, que conviene luchar por alcanzarlos.

Muchas veces hemos visto de forma mecánica a los valores, o como una exigencia de alguien fuera de nosotros, pero en realidad los valores son ideales que nos llaman con la promesa de felicidad y realización personal con el simple hecho de dirigirnos a ellos con el esfuerzo y la lucha a cada momento, que requiere volver a levantarse en las derrotas. Así pues, vale la pena entrar conscientemente a las batallas por alcanzar nuestros ideales valiéndonos de nuestras decisiones, con nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones para movilizar todos los demás abundantes recursos internos y externos con los que contamos.

Los valores vistos como ideales se realizan siempre en el contexto de la vida humana, volviendo cada elemento de la vida otro ideal a alcanzar. Así, el trabajo digno, la familia alegre, el matrimonio unido y fiel, la amistad confiable, la comunidad en paz y el servicio desinteresado son de los ideales más altos que podemos proponernos porque como personas estamos llamados a beneficiar a otros (amar es buscar el bien del otro en cuanto otro, repite Tomás Melendo en la mayoría de sus libros) y en estos ámbitos es donde más lo podemos lograr.

Metas intermedias que podemos valorar y admirar para alcanzar ideales más altos son, por ejemplo, la bondad que hay en tantas personas que nos rodean, la amabilidad y empatía con la que las personas se pueden conducir, la sencillez, el agradecimiento, el saludar, la buena educación de otros o también la puntualidad y honestidad que la mayoría anhela y, sí, realiza.

Los ideales son caminos seguros, sendas rectas, vida para nosotros. Vivir con ideales implica dedicar la vida a ver lo que más valor tiene. Ejemplos de estos valores elevados son el buscar la alegría y el perdón, la fe, la paz y la unidad, la esperanza y la vida, el amor y la familia. Hay que buscar estos valores como ideales a alcanzar, como frutos a recoger producto de nuestro esfuerzo.

Con estos ideales en mente y en acción, la persona sabe lo que es tener un proyecto de vida que haga que la vida valga la pena ser vivida, como dice Gerardo Castillo hablando de los jóvenes (y no tan jóvenes).

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Topics: Jerarquía de valores, Colaboración

Laura Cremades Granja

Escrito por Laura Cremades Granja

Colabora con diferentes universidades y programas educativos tanto de manera presencial como en línea. Egresada del MEDE del IPADE, Maestría en Educación Familiar por la Universidad Panamericana, Diplomado en Finanzas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, Ingeniera Biomédica por la Universidad Iberoamericana. Tiene experiencia trabajando en finanzas, planeación y capacitación en diferentes empresas del sector privado, social y gubernamental.

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