Academia

Lo que Sor Juana puede enseñarnos en la pandemia

[fa icon="calendar"] 12-nov-2020 13:16:06 / por Gabriel González Nares

Cátedra UP-IPADE Carlos Llano

Hay muchas cosas que nos unen con Sor Juana Inés de la Cruz. Como ella, hablamos español, comemos mole, bebemos chocolate. Pero en estos tiempos, como ella, vivimos en clausura, y con un contacto intermitente con la realidad, o a través de una cortina: ella, la del locutorio; nosotros, la del internet. Somos más parecidos a Sor Juana que nunca antes. Por eso, hay muchas cosas que aprender de ella, a fin de que podamos hacer más llevaderos estos meses.

Sor Juana fue profundamente inteligente. Pero más profundamente curiosa. Conoció el mundo desde el convento, incluso si ya antes lo había conocido. Discutió grandes temas a través de las cartas. La capacidad de Sor Juana, podemos decir, está más en sus hábitos y prácticas para aprender constantemente, que es un genio natural. ¿Cuáles hábitos podemos aprender de ella? Podemos centrarnos en estos cinco puntos muy concretos:

1.- Ser autodidacta

Sor Juana estuvo siempre dispuesta a aprender. Desde pequeña fue a clases particulares junto con sus hermanas, y ella continuaba sus lecciones cuando estaba sóla. Aprendía y profundizaba por sí misma, en función de lo que le habían transmitido. Sin embargo, esta disposición a aprender con sus medios la supo cultivar Sor Juana con incentivos: ya fueran un reto, como cortarse el cabello si no aprendía, o ya fueran premios para sí misma. La clave de ser autodidacta está en la disciplina, y en la honda convicción de que podemos aprender si ponemos amor a lo que estudiamos.

2. No toda la educación debe ser formal.

Existe el mito de que Sor Juana se disfrazaba de hombre para ir a la universidad, pero esto es falso. Al contrario, Sor Juana se ufanaba de no haber ido a clases y encuentra una ventaja doble en ello: no tenía que luchar por obtener un grado académico y podía ir a su ritmo en los temas que quisiera: ya fuera para avanzar o para regresar a donde tuviera dudas. Pensemos como Sor Juana: lo que aprendemos no tiene que ser siempre a nivel profesional. Basta con que avancemos a nuestro ritmo y que amemos lo que estudiamos. La educación no siempre tiene que ser formal, sino enfocada a nuestro desarrollo personal y nuestra ilustración constante.

3. Universalidad del intelecto, sin género.

Todos podemos aprender, sin importar que seamos hombres o mujeres, pues el aprendizaje es una actividad humana, que no implica un género. Piensa Sor Juana que en la humanidad, el intelecto es universal. Todos podemos tener acceso a la vida intelectual. Todos los seres humanos pueden ser nuestros maestros, si nosotros nos dejamos enseñar por ellos. En el mundo de la educación no hay lugar para diferencias de género o de edad. Todos somos iguales en la república de las letras.

4. Empirismo realista. Descubrimiento del mundo.

El aprendizaje está a mano siempre. Una vez, una religiosa superiora prohibió a Sor Juana el acceso a los libros. Pero eso no le importó, pues estuvo dispuesta a aprender en donde la pusieran, pues el mundo y la observación asombrada son las condiciones para investigar, más que los libros y la tradición. Cuando veía jugar con un trompo a las niñas del convento, Sor Juana se fijó en la trayectoria del trompo. Mandó traer harina y fijó el trazo del trompo: observó que el trompo no describía círculos, sino elipses. Con sus observaciones, de un modo, Sor Juana estaba a la altura de J. Kepler. Cuando Sor Juana cocinaba se daba cuenta de la interacción de los ingredientes: un huevo en el sartén de aceite se compacta, pero un huevo en almibar, se deshace. Estas interrogantes y observaciones jamás las habría visto en la biblioteca. Por eso decía Sor Juana: “Si Aristóteles hubiese cocinado, mucho más hubiera escrito”. La disposición de humildad para aprender donde sea está en nosotros para ser cultivada. La cuestión es conservar la curiosidad y el asombro siempre.

5. Crítica sin miedo y diálogo.

Sor Juana estuvo en discusiones teológicas con las mentes novohispanas más brillantes de su tiempo. Durante ocasiones si ganó el disgusto de varias autoridades. Sin embargo, Sor Juana tuvo la capacidad de enfrentar a sus interlocutores. No hay aprendizaje sin diálogo, y para ello es conveniente tener valentía para expresar nuestras ideas. Claro está que se puede usar un lenguaje prudente y un tacto amable. Lo importante es ser valiente para entrar en la discusión, y con ella, avanzar y disfrutar en el conocimiento de la verdad.

ebook constancia como eje

 

Topics: Sor Juana Inés, Pandemia

Gabriel González Nares

Escrito por Gabriel González Nares

Gabriel González Nares es maestro en Filosofía Antigua por la Universidad Panamericana, México y licenciado en Filosofía por la misma universidad. Ha sido profesor de filosofía en el Colegio Montreal y en el departamento de Humanidades de la Universidad Panamericana, donde, en la actualidad, es profesor investigador de tiempo completo en la escuela de pedagogía. Ha asistido a congresos sobre filosofía medieval en Santiago de Chile, Nueva York, París y Atenas. Se interesa por la filosofía de la educación, la metafísica y la Dialéctica medieval, especialmente en la transición de la Antigüedad tardía a la Alta edad media latina. Es miembro de la Asociación filosófica de México y columnista en la Cátedra UP-IPADE Carlos Llano.

Nueva llamada a la acción

Suscríbete a las notificaciones de este blog

Artículos Recientes