Academia

Belleza y estética

[fa icon="calendar"] 14-jul-2017 6:00:00 / por Joaquín Cruz Lamas

belleza_egoismo.jpgEl verano pasado tuve la gran suerte de estar rodeado de filósofos y escritores de primer nivel, todos con una gran inquietud en común que surge del deseo de divulgar sus ideas; 

y la gran idea en común, aquello que nos convocó desde diversas regiones y rincones del mundo era la belleza: un asunto que no es trivial ni mucho menos superficial y que toca nuestras vidas en aspectos que ni siquiera nos imaginamos. Durante una semana asistimos a conferencias y sesiones de discusión en las que exploramos la importancia de la belleza en la vida de un pueblo. Y es que, como decía el gran director de orquesta Nicolás Harnoncourt, en la cultura y las tradiciones se refleja la vida espiritual de un pueblo. Uno de los filósofos con los que estuvimos durante esa semana fue el escritor inglés Roger Scruton, quien afirma en armonía con lo dicho por Oscar Wilde (y muchos otros autores) que en nuestra vida necesitamos de las cosas inútiles, como el arte, tanto e incluso más que las cosas útiles, y a quien le atribuyo las ideas que a continuación desarrollo.

Immanuel Kant

La belleza es una de esas cosas inútiles, realmente no sirve para nada; de hecho, de acuerdo al conde de Shaftesbury y a Kant, el gran valor de la belleza es precisamente su inutilidad, es decir, no servir para absolutamente nada que no sea su contemplación. Y no sólo eso sino que el momento en que buscamos obtener algo de ella, una ganancia, un provecho o un resultado, cualquier producto que no se encuentre en ella misma sino que implique un beneficio para fines egoístas, ese momento representaría la profanación de ésta, sería su corrupción y por lo tanto, por el mismo carácter sacro esencial a toda verdadera belleza, el fin de su autenticidad así como un atentado contra su esencia. Y he dicho sacro, sí, sagrado, divino, pero no divino como perteneciente a otro mundo; no como una esfera supra-celeste habitada por ángeles e inalcanzable para el hombre mortal; no, no se trata de esa sacralidad inaccesible para los que vivimos en un mundo material e imperfecto, se trata de una sacralidad que se hace presente en este mundo, aquí y ahora, entre nosotros, pero que nos deja ver, aunque sea muy brevemente y en momentos muy específicos, un pequeño vistazo de lo eterno que hay en nosotros.

La belleza en la religión

Es por esto también que durante toda nuestra historia, religión y estética han ido siempre de la mano: en los rituales sagrados la belleza nos transporta hacia lo divino, nos permite tomar un respiro momentáneamente de este mundo para dejarnos ver la sublime verdad del objeto de veneración. Pero, como he dicho, nuestro trato con la belleza no nos deja alienados del mundo, en la religión entramos en contacto con lo divino mediante la belleza, pero lo hacemos sólo para después regresar al mundo y verlo desde una nueva perspectiva, bajo una nueva luz.

Juicios de valor estéticos

Fuera del rito de la religión, en el mundo cotidiano, también podemos experimentar la contemplación de la belleza. En la religión lo bello nos muestra lo sagrado; en el mundo, la belleza nos deja ver un aspecto de éste que yace ahí mismo pero oculto; permanece escondido para aquel que no ve al mundo con la sensibilidad que se requiere para descubrir la belleza. La buena noticia es que esa sensibilidad, la capacidad de ver al mundo desde la óptica del artista, no es exclusiva de unos cuantos privilegiados sino que pertenece a nuestra naturaleza. Es por esto, dice Kant, que nuestros juicios estéticos sobre la belleza pretenden ser universales. Al decir que algo es bello no pretendemos con ello definir la belleza, ésta en realidad difícilmente podría ser definida, pero sí pretendemos hablar con cierta universalidad en tanto que pensamos que todo aquel que vea el objeto al que nos referimos podría afirmar que es bello. Lo que hace un artista es esto, hablar sobre la belleza que ha encontrado en un objeto o en cierto cuadro del mundo; ésta puede ser encontrada en casi todos los aspectos de nuestras vidas, desde el sufrimiento hasta la alegría, y así como en unos casos redime lo que nos aflige en otros afirma lo que nos complace.

Cuál es la finalidad de la belleza

El verdadero artista, desde mi perspectiva, ya sea que hable sobre la belleza o sobre cualquier otra categoría estética, mediante la expresividad de su obra comparte con el espectador aquello que lo llevó a producir su obra. El fundamento de todo arte está en compartir, de eso se trata la comunicación, eso es lo que hace el lenguaje y eso es lo que han hecho las artes desde su más primitivo desarrollo. Incluso en los tiempos antiguos, y no tan antiguos, en que no había una noción de arte propiamente como la conocemos hoy en día, las producciones que ahora llamamos artísticas tenían el propósito de convocar a los oyentes y espectadores, o si no era ese el caso, la obra era el producto y el reflejo de un aspecto de la vida en comunidad de los pueblos. Hoy en día quizá hemos perdido eso, y el arte, más que anunciar aquello que comparte (sea un mensaje o incluso el puro goce estético), anuncia a su creador, llamando así la atención sobre el productor, el artista, y no sobre la obra. En ello también corremos el riesgo de perder la belleza que solía imperar en él, ésta abandona la obra en el momento en que sirve para fines egoístas.

¿Pero, para qué queremos a la belleza? Podrían preguntar algunos. Esa es una pregunta que merece ser discutida con más calma pero que no debemos dejar de lado.

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Joaquín Cruz Lamas

Escrito por Joaquín Cruz Lamas

Joaquín Cruz Lamas es filósofo egresado de la Universidad Panamericana, sus temas de interés en la filosofía son la estética y la filosofía de arte. Ha formado parte de la compañía de teatro de la Universidad Panamericana desde 2012. Es escritor y colabora con el periódico "El Hidrocálido" desde 2011. Es colaborador de la revista digital "LOGOS". Es miembro co-fundador del grupo estudiantil "NOUS" que se dedica a la difusión de la filosofía entre jóvenes. Fue presidente del consejo de alumnos de la carrera de filosofía de 2015 a 2016. Actualmente es asistente de investigación del IPADE y promotor de la carrera de música de la UP.

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