Blog de Carlos Llano

Generación de valor económico

[fa icon="calendar"] 04-may-2017 6:00:00 / por Carlos Llano Cifuentes

Generación de valor económico.jpgHemos de recordar otra vez que no se trata, en definitiva, de generar empleo (eso lo saben hacer bien los estados socialistas), sino de generar riqueza (que no es el punto fuerte de los socialismos). La educación continua de la que hablamos busca sustancialmente colocar al hombre en situación personal y dentro de la empresa, de modo y manera que logre una mayor agregación de valor en su trabajo.

Jack Welch aportaciones

Como lo dijo Welch en su ya mencionada carta a los accionistas de la General Electric, “hemos de pasar a una etapa en la que nuestra remuneración a las personas tenga más en cuenta lo que aportan que lo que controlan o supervisan”. Dicho en nuestros términos, la compensación monetaria debe vincularse más al negocio que se hace y menos a la organización que se construye. La mentalidad anterior nos pedía tener una organización para hacer negocio; la actual nos dice que debemos hacer el máximo negocio con la mínima organización. Pero desinflar la organización no implica de suyo desempleo: no se trata de desmontar a los hombres de ella, sino de transformar a los hombres de organizadores en negociadores. Se me dirá que hacer a un staff persona de línea es difícil; y contestaré no haber afirmado nunca que la creación de empleo es fácil.

Remuneración económica al personal

La remuneración económica de los empleados no debe seguir ya, por tanto, unívocamente, los niveles del organigrama. Si decimos que el negocio cuenta más que la organización lo hemos de decir con todas sus consecuencias. Encontrarse en un nivel jerárquico superior implicaría de suyo tener más autoridad: no más sueldo. Lo cual significa que el nivel jerárquico no puede determinar por sí solo el nivel de la remuneración. Esta afirmación, hace apenas, cinco años resultaba audaz, revolucionaria o imprudente (Llano, 1989, p.18). Pero hoy vemos con meridiana certeza que la costumbre contraria (atar un sueldo a un nivel jerárquico) es una de las causas de la pérdida de tantos empleos: tal costumbre no era siquiera una teoría; se trababa de un mito, y precisamente del mito de las castas (Llano, 1989, p.19). Tampoco la remuneración de los trabajos debe vincularse de manera única o principal a los títulos académicos ostentados: debe vincularse propia y principalmente a la generación de riqueza. Los hombres han de transformarse, han de perfeccionarse en las empresas no para escalar un puesto de mayor rango, no tampoco para adquirir una titulación (académica o laboral) superior, sino para agregar un mayor valor económico.

Valor económico agregado

La creación de empleos, la ocupación de ellos, la permanencia en los mismos, la superación de las personas que los ejercen pueden tener muchas medidas, y no todas ellas de carácter cuantitativo, ni aún sólo de carácter económico. Sin embargo, en esas medidas no debe faltar la que acaba de mencionarse: el valor económico agregado, que es consecuencia de su puesto de trabajo.

En un momento en el que nos invade el fantasma del desempleo, es imprescindible contar con el baremo de la productividad de trabajador, es decir, el valor económico agregado por hora de trabajo en una persona determinada.

El individuo en la empresa: responsabilidades y expectativas

Esta imperiosa preocupación, esta nerviosa –digamos- vigilancia no ha de ser sólo menester monopolizado por los directores. Es responsabilidad de cada hombre en el negocio. Ha de abandonar la piel del funcionario que sienta plaza. Lejos de desear su mantenimiento estable, procura estar allí donde puede generar más resultados. Esta es su primera creatividad: cada individuo es un individuo por sí (Llano, 1989, p.35), que se crea a sí mismo, que es causa sui, conforme a la lacónica expresión aristotélica: debe convertirse él mismo en foco de expansión de nuevos trabajos y de nuevas formas de trabajo. Quienes nos encontramos ante la necesidad de esta maldición tenemos conciencia de sus dificultades. Hablando de un modo propio, el valor económico agregado no se genera por cada individuo considerado átomamente, sino por la empresa entera. La empresa tiene sentido sólo en la medida en que potencia y magnifica la aportación de cada individuo tomado aisladamente. Pero siendo ello verdad, también lo es que la suma de trabajos individuales ineficaces no puede proporcionar los resultados óptimos que toda empresa ha de exigirse a sí misma. De manera que, en el fondo, habrá de apelarse al valor agregado que se aporta personalmente.

*Este artículo está sacado de un apartado del libro “La creación del empleo”, escrito por Carlos Llano Cifuentes en 1995.

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Carlos Llano Cifuentes

Escrito por Carlos Llano Cifuentes

Carlos Llano Cifuentes, fue un filósofo, profesor y empresario mexicano. Miembro del grupo fundador del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y de la Universidad Panamericana, nació en 1932 en la Ciudad de México. Doctor en Filosofía en la Universidad de Santo Tomás, en Roma, estudió Economía en la Universidad Complutense de Madrid y realizó estudios doctorales de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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