Management

¿Cómo podemos diferenciar nuestras necesidades reales?

[fa icon="calendar"] 26-mar-2018 0:00:00 / por Bernardo Luís Fernández y Ardavín

 

Cátedra Carlos Llano UP-IPADE

Ésta es una compleja pregunta que, en ocasiones, nos hace pensar en lo afortunados que somos por las cosas que tenemos y, en otras, dimensionar lo dependientes que somos respecto a algunos avances e innovaciones tecnológicas, como el teléfono celular. Hoy está de moda poner a límite nuestro cuerpo y mente; en la televisión podemos ver reality shows que demuestran la resistencia del espíritu humano. Más allá del morbo que engancha a los televidentes, lo importante de las historias de sobrevivencia es que en ellas podemos ver lo verdaderamente importante y necesario para la vida. El protagonista es capaz de sortear la adversidad, pues su espíritu es más fuerte de lo que imaginaba; pone a prueba y despliega todas sus capacidades, pero sobre todo valora lo realmente importante en su vida, y así puede seguir adelante con lo mínimo, y sentirse satisfecho de sus logros; es más, ve su vida pasada desde un ángulo muy distinto. Las posesiones materiales le resultan irrelevantes. Algunos pensarán que esto no tiene nada que ver con su vida cotidiana, pero no es así, pues todos los humanos, aunque no hayamos sobrevivido cuatro semanas en el desierto, hemos pasado por pruebas del espíritu y del cuerpo; hemos resistido y crecido, y sobre todo hemos aprendido y valorado lo necesario. Esta enseñanza debe acompañarnos en nuestra vida.

En este sentido, buscamos mostrar que el discernimiento es una de las estrategias que puede mejorar nuestra forma de hacer las cosas, de percibirlas y compartirlas. La idea es que podamos desarrollar estas capacidades para distinguir qué debemos definir como fin de nuestras vidas en la búsqueda del bien y con ello llegar al punto práctico de tomar decisiones. Discernimiento es una palabra clave: a veces se remonta sólo a la propuesta de los jesuitas en cuanto al ejercicio para descubrir a Dios, pero podemos retomar algunos de sus principios para llevarlos al ámbito personal y empresarial, aunados a nuestra relación con los otros para generar una mejor sinergia entre lo que somos y lo que queremos ser.

Para llegar al punto de tomar decisiones, podemos retomar lo hasta ahora planteado: lo superfluo es necesario como medio para el bien común. De tal modo, todo lo que construyamos será parte del ejercicio diario de hacer el bien, empezando por la disposición de apertura hacia los demás, con una actitud generosa, demostrando el coraje y libertad interior que nos guíen siempre.

En este camino, encontramos un punto relevante para expresar cómo tomamos las mejores decisiones en la lógica de la corresponsabilidad. Hay que tener claras nuestras prioridades; reconocer que el bien común es el fin último en nuestras vidas, y que todo lo demás debe subordinarse a este principio. En este sentido, será posible tomar decisiones de forma más libre: “significa que cosas como oportunidades, experiencias y relaciones estén valorados y elegidos sólo en cuanto contribuyan al fin último de nuestras vidas y rechazados en cuanto nos desvían de ese fin”[1]. De este modo, evitaremos confundir fines con medios –como hemos repetido a lo largo de este texto– para tomar decisiones con fines concretos.

Por ser la base de nuestra construcción humana, estas estrategias permiten incidir en los niveles de nuestra vida, tanto en lo personal y familiar, como en nuestro entorno empresarial. Las líneas de acción que proponemos, aunque parezcan referirse sólo a uno de esos espacios, tratan de incidir en todas las áreas cotidianas para que podamos identificar las necesidades, tanto nuestras como de los que nos rodean, a través de un principio de vida.

Personalmente, debemos ser capaces de distinguir necesidades que van más allá de lo material relacionado con lo superfluo. Son condiciones necesarias para vivir mejor la comprensión, el aprecio de los otros, el compañerismo, entre muchas otras, que son eliminadas del panorama cuando pensamos el bien común sólo relacionado con mejorar las condiciones materiales de la vida. Por otro lado, debemos enfocarnos en el papel que en esta dinámica cumple la familia, pues permite formar y cultivar valores, así como principios con base en el ejemplo que se construye en este núcleo primordial de la vida social.

Por otro lado, hay que señalar esas necesidades en el entorno empresarial que, finalmente es conducido por grupos de personas con intereses prácticos, pero en donde, si se llevan a cabo en la lógica de lo excedente con la finalidad del bien común, se pueden desarrollar innovaciones, estratégicas organizativas, entre otras cuestiones, que permitan hacer visible hacia el interior y el exterior una necesidad de ser constructores del bien.

Un ejemplo de esta construcción de un gran empresario desde el ámbito familiar es Cameron Johnson, quien tenía once años cuando sus padres le pidieron que confeccionara sus invitaciones de cumpleaños. Mostró sus habilidades creativas con tan buen resultado que los invitados empezaron a comprar sus diseños. A los catorce años, fundó Cheers and Tears, empresa dedicada a la publicidad. Después, se centró en el desarrollo de software y una decena de negocios rentables que lo llevaron a ser consultor de una empresa en Japón a los quince años de edad, tiempo en que obtuvo ganancias de hasta 400,000 dólares. Desde entonces, se ha centrado en desarrollar empresas socialmente responsables.

Su trayectoria está relacionada con su entorno familiar, donde creció y aprendió valores concretos sobre la necesidad de emprender nuevos caminos. Es un ejemplo de cómo nuestra formación a través del bien común puede expresarse en un futuro cercano con una carrera innovadora. Podemos trabajar para formar a hombres y mujeres que decidan hacer y crear para impactar de forma positiva en su entorno.

Este artículo es un extracto del libro Tanto tienes ¿tanto vales? escrito por Bernardo Luís Fernández y Ardavín, Ipade Publishing, México 2017, pp. 125-130.

El libro lo podrá conseguir en la librería del IPADE “La Posta”.

derechos_humanos_virtudes_fundamentales



[1] Sazama, Warren. “Algunos Principios Ignacianos para Hacer Decisiones Orando”. Stprocopiuschurch.org.2016.Disponible en: http://stprocopiuschurch.org/es/los-jesuitas/algunos principios-ignacianos-para-hacer-decisiones-orando

Topics: Superficialidad, Valores familiares, Jerarquía de valores

Bernardo Luís Fernández y Ardavín

Escrito por Bernardo Luís Fernández y Ardavín

El Dr. Fernández y Ardavín se graduó como Ingeniero Químico en el Tecnológico de Monterrey. Al terminar esa etapa obtuvo una beca de investigación del Gobierno de España y se traslado a Madrid. En la universidad de Madrid obtuvo el doctorado en Física. En Europa surgió la oportunidad de doctorarse en Derecho Canónico en una de las Universidades de Roma. Además llevó a cabo por estudios filosóficos y teológicos necesarios para recibir la ordenación sacerdotal.

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