Ocho de cada diez candidatos que concursan por una vacante empresarial dicen buscar “desarrollo profesional”. Sin embargo, pocos logran definir qué es ese “desarrollo” (Número identificado después de mi experiencia de 5 años de entrevistas de selección con base en valores). Las empresas invierten en programas de formación para sus empleados… pero, ¿se obtiene el desarrollo anhelado? ¿Es responsabilidad de la empresa? ¿Existe un límite? ¿Se puede confundir esa ayuda con una obligación (rescate) indefinido? En este artículo abordaremos este tema a través de la subsidiariedad.
¿Ayuda a la persona… o a la empresa?
En este punto, Carlos Llano aseguraba que:
“(...) No hay ninguna cualidad positiva en ninguna sociedad que no tenga su punto de arranque o fundamento en las cualidades individuales de sus integrantes” (Llano Cifuentes, Dilemas éticos de la empresa contemporánea, 19
Podemos entonces afirmar que la cualidad de la empresa depende de las cualidades de las personas que la conforman cada organización. La capacidad de que una empresa consiga sus objetivos, sea eficiente y sustentable tiene una correlación directa con el ser y quehacer de todas las personas que la conforman. Toda acción, actitud, decisión y relación, ya sea operativa o directiva que ejerzan y desarrollen sus integrantes, impactará necesariamente en el rumbo de la empresa.
La persona en la empresa
- La calidad y cualidad
Las personas influyen directamente al resultado de la empresa; por ello, es importante ofrecer ayuda complementaria. Hemos llegado a una conclusión de causa–efecto. Es conveniente promover el desarrollo de los empleados PARA promover la eficiencia en la empresa. No obstante, es importante considerar el tema de finalidad y definición de persona.
- Fines y medios
La persona es un fin en sí mismo que participa y co- crea el futuro de la empresa. La subsidiariedad ofrecida al empleado tiene un doble alcance y reciprocidad:
- Obtiene competencias y autonomía necesarias en su trabajo.
- Ayuda a su propio desarrollo y perfeccionamiento personal.
Desarrollo de líderes: personas, empleados y gerentes
Una de las herramientas de desarrollo de mayor éxito es el propuesto por Stephen R. Covey (Estadounidense fundador de Franklin Covey, empresa líder a nivel mundial de consultoría y capacitación en áreas de ejecución estratégica, lealtad del cliente, liderazgo y efectividad individual), cuyo propósito es desarrollar siete hábitos que posibilitan a la persona alcanzar el éxito tanto personal, como dentro de un equipo de trabajo.
Los 7 hábitos para ser un buen líder:- Ser proactivo
- Empezar con el fin en la mente
- Poner primero lo primero
- Pensar en el ganar-ganar
- Buscar primero entender, para luego ser entendido
- Sinergizar
- Afilar la sierra
El objetivo que propone Covey es que a través de los nuevos hábitos se modifiquen las rutinas personales, laborales y organizacionales para alcanzar las metas de la empresa. (http://www.franklincoveyla.com, 2 de mayo de 2016.)
Una ayuda… que ayuda
La subsidiaridad o ayuda complementaria supone una relación de autoridad (liderazgo). Quien tiene mayor capacidad, expertise o rango, ayuda a los subordinados en su desarrollo. Le facilita adquirir las competencias operativas, sociales y personales para realizar su tarea con excelencia, mientras procura su propio desarrollo.
El líder tiene la responsabilidad de guiar con dirección y libertad, hacia los objetivos de la empresa y sus áreas considerando el desarrollo pleno de sus subordinados.
El resultado: ganar-ganar
Quien tiene mayor rango obtiene mejores resultados, ya que, al motivar a su equipo de trabajo a alcanzar objetivos personales y organizacionales, la institución se beneficia con las metas logradas dando verdadero significado al liderazgo y el trabajo en equipo.
Subsidiaridad, ¿existen límites?
La subsidiaridad como principio social, tiene alcances claros. Al igual que una virtud, la ayuda complementaria debe realizarse “en la justa medida”.
A) Quien apoya no debe incurrir en vicio:
Por defecto (autoritarismo o carencia de ayuda)
Por exceso (paternalismo)
B) Quien recibe la ayuda debe reconocer que es su responsabilidad aprovechar el subsidio temporal hacia la propia autonomía.
Hemos visto que la subsidiariedad o ayuda complementaria derivan en el desarrollo y formación de los empleados. Es conveniente para las empresas porque personal con cualidad profesional favorece a que la empresa alcance sus metas. El objetivo de este articulo es identificar si las empresas se encuentran desarrollando a su personal y seleccionando al candidato idóneo para enfrentar los cargos y objetivos trazados.
Te invitamos a descargar el siguiente e-book del Dr. Llano:
