"La diada seguridad-lealtad puede sustituirse provechosamente, sin lamentaciones nostálgicas, por la confianza-involucración: no podemos prometerteun empleo seguro pero tenemos confianza de que ambos, involucrados en la misma tarea, nos pondremos en condiciones de prestarnos mutuamente una seguridad de la que cada uno por su parte carece"[1]. Afirma esto el Dr. Llano, reconociendo lo perturbador que es pero también lo liberador y estimulante que puede resultar, llevar a un estado de cosas que depende de nuestra capacidad, ya que la primera nota de la solidaridad es el realismo, dice él. Se trata de la posición de socio: "estaremos asociados el tiempo en que nos sea realmente posible"[2]. Esto requiere, explica el Dr. Llano, de explicaciones pacientes, sensibilidad humana y tiempo de acostumbramiento. Perdemos una seguridad pero adquirimos otra: si trabajamos duro encontraremos nuestro lugar, expone. Ya que es necesario que el personal influya en la empresa para su éxito, que esté involucrado, que se involucre, que lo dejen involucrarse. El trabajo de involucrarse tiene los siguientes rasgos, explica Carlos Llano[3]:
- · Respeto a la iniciativa personal.
- · Fomento de la iniciativa personal.
- · Incentivos a la responsabilidad.
- · Participación en todas las fases del proceso.
- · Corresponsabilidad onerosa y exitosa: nada mutuamente gratuito.
- · Transparencia en el manejo de los recursos.
Carlos Llano explica la necesidad de educación y capacitación, su transformación dentro de la empresa. Cita a Sergio Raimond-Kedilhac, "el trabajador seguro, el que se mantiene en su puesto y el que crea el nuevo puesto que se necesita, es el que está dotado de los cinco sentidos: sentido común, sentido de urgencia, sentido de responsabilidad, sentido trascendente de la vida y sentido del humor"[4].
La capacidad creativa en buena parte puede enseñarse, es una labor individual pero al servicio de los demás. Quien es creativo es muy posible que se equivoque.
En cuanto a la capacidad asociativa, tiene como condición indispensable la confianza que incluye veracidad. Explica que la confianza requiere abrirse a los demás y exponerse y también aceptar a los demás y sus diferentes puntos de vista: la amistad y la asociación dependen de que "las aspiraciones comunes coexistan con los puntos de vista diferentes"[5].
"Si es el hombre la finalidad de la empresa, lo mismo que en toda célula social, el hombre no puede quedar fuera de ella como un tercero eventual y advenedizo. El hombre no es un recurso para producir bienes y servicios: al revés, los bienes y servicios son recursos para que el hombre alcance un mayor grado de hominización. Esta involucración comienza por el debido respeto al hombre y termina por la entrega de la persona involucrada"[6]. Esto requerirá que la persona se transforme para hacer un nuevo trabajo o para generar nuevos procesos desde el mismo puesto, es el aprendizaje continuo como parte natural de la vida humana, para que genere más riqueza, más valor, en su trabajo; los hombres se transformarán de organizadores en negociadores, en emprendedores cada uno[7]. El ser humano es el recurso más valioso, el recurso que nos sorprende, que más aporta, que más puede lograr. Debe procurarse todo lo necesario para que él mismo descubra en sí estos recursos hipotéticos, inimaginados, que son verdaderas reservas ocultas de las organizaciones[8].
Los valores que Carlos Llano recomienda en esta nueva etapa de trabajo son el acopio de entereza, la presencia de ánimo, agallas ante la adversidad y la consistencia de la familia (aunque no tenga un puesto de trabajo, su puesto familiar tiene un valor insustituible, familia es "un asiento multípode en el que todos ayudan, aunque todos gasten")[9]. Quien está "desempleado (cuando) cuenta con un sistema de valores fuerte y una consistente familiar ubicación, posee recursos para superar más fácilmente su condición, y es más probable que esta condición sea pasajera, pues no carecerá de ánimo, del valor, precisamente, para superarla[10]".
Parece que para enfrentar mejor los efectos negativos del desempleo, dice Carlos Llano, son de utilidad sobre todo los siguientes factores culturales (no de forma exclusiva pero sí en primeros lugares): aceptar que la normalidad de la vida es la educación no formal que implica estar buscando ser mejor en todos los aspectos incluido el laboral y profesional, espíritu de ahorro (vivir con lo que se gana), el desarrollo comunitario como enfoque que fomenta la actitud de servicio y el aprecio por el trabajo por encima de la diversión y las experiencias[11].
NOTA: Revisar el último informe trimestral del Banco de México, que se puede consultar copiando estas ligas en el buscador de Internet:
[1] LLANO, Carlos. La Creación del Empleo. Editorial Panorama. México, D.F. 1995. P. 60.
[2] Ídem, p. 62.
[3] Ídem, p. 82.
[4] Ídem, p. 69.
[5] Ídem, p. 76.
[6] Ídem, p. 83, citando a Roberto Servitje.
[7] Cfr. ídem, p. 87.
[8] Cfr. ídem, p. 91.
[9] Ídem, p. 128 y 129.
[10] Ídem.
[11] Cfr. ídem, ps. 130 a 137.