Filosofía

Hollywood y el deseo mimético

[fa icon="calendar"] 28/03/17 9:00 / por Víctor Juan Gómez Villanueva

hollywood-y-el-deseoNos hemos acostumbrado a pensar que el estilo de vida de la farándula hollywoodense es lo más alto a lo que puede aspirar el ser humano. Hollywood se ha convertido en una industria colosal de “divas”: semidiosas que apenas se ocupan de los asuntos humanos para mejor usar sus fuerzas en reafirmar el glamour que las rodea.

Sin saber de la filosofía antropológica de René Girard, los publicistas han caído en la cuenta de que los consumidores no deseamos los objetos por ellos mismos; los deseamos porque un modelo también lo desea. Es así que los anuncios no intentan vendernos un producto en particular, sino el estilo y el aura que éste sugiere, y ambos componentes están mediados por un modelo. El aparato propagandístico nazi, a su manera, se dio cuenta también de este mecanismo. Zarah Leander, la gran diva del cine nazi, sirvió a Goebbels para divulgar no un deseo de consumo, sino una ideología. La propaganda nazi sabía que podía difundir sus propios principios a través de un modelo femenino, que se convirtiera en la mediadora de los deseos “arios”; algo así como un catalizador. Hollywood, por su parte, opera bajo la misma premisa, pero sirve a un fin que no es propiamente ideológico, sino meramente comercial. Hasta aquí no hay ninguna sorpresa; ¡capitalismo salvaje!

 

Consumo y deseo mimético

Bajo este principio, los mercados se han inundado de productos del narcisismo más puro. Paradójicamente, los consumidores nos hemos fijado en un modelo narcisista para acabar fijándonos en nosotros mismos; por ejemplo, Kim Kardashian ha convertido la selfie en una verdadera institución de la egolatría posmoderna; Facebook, Instagram y Twitter, están inundados de un narcisismo que hemos aprendido a través de modelos ególatras, como esta celebridad. El discurso prevalente en casi cualquier publicidad contemporánea es “persigue tus sueños”, “va contigo”, “cómete el mundo”. En fin, el deseo que la publicidad intenta incentivar es el que se refiere a un cultivo del placer individual.  El lenguaje y, por supuesto, los modelos aquí generalizados, han enclavado a los espectadores en un solipsismo consumista, donde yo existo si yo compro.

A todo esto, ¿por qué querría yo comprar, ergo existir? Fácil: porque no hay un egoísmo puro y absoluto, sino vuelto hacia un modelo. Hollywood, entonces, ha capitalizado formidablemente el deseo mimético en vista del narcisismo consumista. Es así que en un proceso de mímesis o bien pretendemos apropiarnos de los tributos en cuestión de alguna celebridad, o bien actuamos sistemáticamente en contra de ello. A este último mecanismo le debemos la subcultura indie o hipster, que no obstante el mercado pudo reabsorber hacia un tipo de mímesis apropriativa. Por eso hay ahora celebridades indie, por contradictorio que ello sea.

La pregunta, ahora bien, es: ¿quién será el chivo expiatorio de una cultura marcadamente consumista?; ¿quién puede ser lo suficientemente heterogéneo, como para convertirse en un personaje marginal y victimizable?

 

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Víctor Juan Gómez Villanueva

Escrito por Víctor Juan Gómez Villanueva

Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana (mención honorífica). Estudios musicales en la fundación "Cristina Heeren" en Sevilla, España. Editor y articulista cultural. Asimismo, tiene una trayectoria incipiente artística como compositor de música de concierto.

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