Parecería burdo, en principio, preguntarnos el porqué de las políticas reproductivas, de la intromisión del Estado en el control de la natalidad o de la promoción gubernamental a métodos anticonceptivos. Es evidente, podemos argumentar, que el gobierno como autoridad y representación popular tiene el derecho de controlar, cuantificar y, de alguna manera, administrar el crecimiento poblacional para el buen desarrollo demográfico y económico, aunque esto suponga una intromisión en la vida del individuo. La “vida” debe ser entendida aquí en el sentido más primario del término: no me refiero a la historia o a las relaciones sociales de una persona, sino, valga la redundancia, a su “vida biológica”. A pesar de que este argumento podría satisfacer a muchos, Michel Foucault, en el primer volumen de su Historia de la Sexualidad, se adentra en el problema de la relación de la política con la vida y la muerte.
Control de la natalidad
[fa icon="calendar'] 20/09/16 16:53 / por Bernardo Sainz Martínez publicado en Familia, Biopolítica, Control de la natalidad