Filosofía

La Ilíada, escuela de masculinidad

[fa icon="calendar"] 16/03/18 0:00 / por Gabriel González Nares

 

Cátedra Carlos Llano UP-IPADE

“… que siempre supe ser valiente y pelear en primera fila, manteniendo la inmensa gloria de mi padre y de mí mismo.”

Ilíada, VI, 443-445.

Dedicado a Yara Angulo, cum dilectione.

Homero educó a Grecia. No son palabras de cualquiera sino de Platón. (República 606e2 ss.) Durante generaciones los helenos volvieron sus ojos al poeta ciego para aprender sobre todos los aspectos de la vida humana: cómo ser virtuoso en el combate o en el foro, cómo dar culto a los dioses, cómo dirigir honradamente la ciudad; pero también aspectos tan básicos que casi pasan desapercibidos: cómo domar caballos, cómo asar carne y, muy particularmente, cómo adquirir las características para ser un varón o mujer cabal.

De modo que las obras de Homero son una escuela de civilidad, de gobierno, de gastronomía, y de masculinidad y feminidad. Generaciones de griegos aprendieron a ser varones imitando las virtudes de Aquiles o de Héctor. Generaciones de griegas aprendieron a ser mujeres imitando las virtudes de Penélope o Andrómaca. Desde nuestra posmodernidad, casi emasculada, confundida muchas veces ante la pregunta por la definición de lo masculino y lo femenino, también podemos volver la mirada a Homero, sobre todo, a la Ilíada, épica viril, para aprender qué características hacen a un cabal varón.

La tesis es esta: las diferentes facetas de la virilidad aparecen de manera particular en las virtudes más notorias de los personajes masculinos de la Ilíada. Así la respuesta a la pregunta ¿qué es lo masculino? Se resuelve desde la vista de cada uno las excelencias de cada uno de sus héroes. De modo que aquí resalto la virtud más remarcable de los personajes masculinos homéricos más importantes como una de las facetas características de la masculinidad. Así, si vemos la característica central de Agamenón, Néstor, Aquiles, Héctor, etc, nos daremos cuenta de cómo cada personaje, con su atributo, es una faceta de lo masculino y de lo que un varón sabe hacer.

1. Aquiles: un varón sabe confiar en sus capacidades naturales

Aquiles es, tradicionalmente, el protagonista de la Ilíada. El primer canto trata sobre su “cólera funesta que precipitó al Hades a muchas almas”. Aquiles es el mejor de los guerreros, y lo sabe. Su mejor virtud es enfocar su ira, su furor, para castigar a quienes afrentan su fama o sus amigos. Es así que Aquiles es agresivo, pero también violento. En las persecuciones de sus enemigos es implacable. Aquiles es ambos, agresivo y violento. Agresivo porque persigue sus vindicaciones implacable. Violento porque, con la fuerza, destruye a sus enemigos y se impone a ellos, casi todas las veces, sin compasión. La característica que podemos tomar de Aquiles para trasladarla a la masculinidad de nuestro tiempo es la agresividad, más que la violencia. La agresividad, entendida como persistencia para alcanzar un fin de modo decidido e eficaz es más excelente que la violencia, que tiende a la destrucción y a la aniquilación del otro.

Aquiles es agresivo porque sabe encausar su ira hacia un fin particular. En ese sentido, Aquiles es audaz porque se atreve a acciones peligrosas usando su furor como vehículo para el éxito. Sabe confiar en sus capacidades naturales, como su furor o su ligereza, para alcanzar el fin propuesto (incluso si, después, ese fin puede no ser excelente, como matar injustamente.) De este modo Aquiles confía en sus capacidades naturales porque las encausa a donde él quiere. De ahí su agresividad, con la que llega a ser implacable con los enemigos. Así, podemos aprender de Aquiles que un varón cabal confía en sus capacidades naturales y que, en consecuencia, sabe cómo usar su furor, su intensidad, como un vehículo adecuado para alcanzar sus fines propuestos. No en vano, el epíteto de Aquiles es “el de los pies ligeros” (ποδάρκης, πόδας ὠκὺς Ἀχιλλεύς) porque sus pies son eficaces para llevarlo a sus fines.

2. Héctor: un varón sabe qué defender y cómo hacerlo

Soy de la opinión de que Aquiles no es verdaderamente el protagonista de la Ilíada, pues es un semi-dios. En cambio Héctor, hijo de hombres, enfrenta su destino mortal desde la débil y digna condición humana. Héctor, por ser una imagen de humanidad más natural que la de Aquiles, puede ser considerado como el verdadero protagonista de la Ilíada.

Ante todo, Héctor es un defensor. Bajo su responsabilidad están personas y lugares importantes: tanto su mujer Andrómaca e hijo pequeño, como todo el pueblo troyano. Tanto las playas, como toda la ciudad de Troya: casas, templos y palacios. De tal modo, el heroísmo y la militancia de Héctor tienen sentido en función de lo que defiende. La dignidad de lo que defiende lo hace digno a él, y la responsabilidad de personas y lugares le da autoridad sobre ellas. Así, su padre, el rey Príamo, confía en él, y ya anciano, le cede los poderes militares sobre las huestes troyanas. De tal modo, se ve en Héctor la figura del varón que defiende lo que es valioso, es prudente y sabe guiar para proteger a los débiles. Por eso uno de sus momentos estelares es aquél del emotivo canto VI, en el que Héctor regresa a la ciudad cubierto de tierra y sudor, al frente de las tropas, y lo primero que hace es ver a su mujer Andrómaca y a su hijo. A pesar de su debilidad humana y de saber que ha de enfrentar su destino fatal a manos de Aquiles, Héctor está dispuesto a defender su ciudad y gente como un virtuoso.

Es así que Héctor es la imagen del varón que defiende. Héctor es varonil porque sabe qué defender y cómo defenderlo. Ahora bien, la condición de posibilidad de la defensa es el autodominio. Nadie puede defender nada sin haber puesto a prueba su valor, su razón y ser libre por ser dueño de sí mismo. De ahí que el epíteto de Héctor sea el de “domador de caballos” (ὁ ἱπποδáμος). Héctor ha sabido domar los caballos, y así es muestra del dominio de la razón y la gentileza sobre la naturaleza de la fuerza bruta, de modo que puede encausar racionalmente sus fuerzas naturales para defender la ciudad. En esto, Héctor es una imagen del futuro caballero medieval.

3. Agamenón: un varón sabe ser líder y tomar decisiones

Agamenón es el hombre fuerte en la Ilíada. No es el mejor guerrero, pero sólo él es el “señor de hombres” (ὁ ἄναξ ἀνδρῶν). La autoridad de Agamenón viene, históricamente, de ser rey de Micenas, la capital de la región de la Argólide en aquellos tiempos. Sin embargo, en un plano personal, el liderazgo de Agamenón recae en dos cosas: su capacidad de tomar decisiones exitosas y su capacidad de guiar a los demás reyes y hombres helenos con confianza.

Naturalmente que, por su posición, Agamenón es propenso a la siguiente tentación: pensar que sus decisiones serán siempre acatadas con obediencia. Esta tentación de la ilusión de la rectitud constante y la obediencia costó a Agamenón la enemistad de Aquiles y su consecuente ira funesta. Sin embargo, la capacidad de guía y deliberación de Agamenón lo hacen capaz de enmendar su error y buscar la conciliación con el Pélida. Esta es otra tercera característica que podemos añadir al liderazgo de Agamenón: la capacidad de aceptar los errores y corregir el rumbo cuando es necesario.

Así, en Agamenón vemos el liderazgo como una de las características de la masculinidad. Agamenón es viril porque sabe tomar decisiones difíciles con calma y consenso, sabe guiar inspirando confianza, porque sabe reconocer sus errores de liderazgo y enmendarlos de modo adecuado.

4. Néstor: un varón sabe entablar diálogo y negociar

Néstor es un personaje que muchas veces pasa desapercibido. El anciano rey de Pilos es un pilar tan bien asimilado en la comunidad de varones helenos que, muchas veces su presencia no necesita ser notada porque siempre es muy familiar. Néstor ya no es un guerrero. Es muy viejo como para luchar. Sin embargo tiene aún muchas características de masculinidad qué ofrecer que muchos jóvenes no; a saber: la experiencia y la conciliación con su capacidad de diálogo.

Néstor se convirtió en una imagen de cabal masculinidad por su madurez y buenos consejos. Por eso es valorada su participación en las asambleas, pues su experiencia le da capacidad de entender empáticamente a sus interlocutores, así como mostrar el valor de los oradores que no siempre son aceptados. Por eso el epíteto de Néstor, además de “caballero gerenio” es el de “dulce de habla” o “arengador” (ὁ ἡδυεπής, ὁ λυγúς ἀγορετής). Néstor es el paradigma del orador en el ágora. Y los frutos de su discurso son la armonía y la transmisión de la experiencia.

De modo que, en Néstor, se ve la conciliación y el convencimiento como características de masculinidad. Un varón sabe cómo convencer a sus interlocutores, sabe mostrarlos a ellos como valiosos ante los participantes y sabe compartir su experiencia de un modo formativo y agradable.

5. Odiseo: un varón sabe encontrar un modo de resolver problemas

Odiseo es, por excelencia, la imagen del varón sagaz. Odiseo es “el de muchos modos” (ὁ πολúτροπος), esto es, muchos modos de salir de los obstáculos y de resolver problemas con inteligencia. Odiseo ha dejado mujer e hijo en la isla en donde es rey, en eso es semejante a los demás griegos. Sin embargo él es el más inteligente de todos ellos, no porque tenga la mayor cantidad de información, ni porque sea el más experimentado, sino porque es quien mejores respuestas tiene ante las sorpresas de la vida.

Odiseo es el más inteligente de los hombres porque tiene muchos modos de responder a estas sorpresas. Ya sea ideando una estratagema para invadir Troya, ya sea montando ovejas al revés para salir de la cueva de un cíclope, ya sea disfrazándose como mendigo para engañar a los pretendientes de su trono y su mujer a fin de recuperar ambos. (En última instancia, quien nunca fue engañado por Odiseo fue Argos, su perro que lo esperó por 20 años, y una vez reconocido su amo, murió de gusto.)

Odiseo es un varón resoluto, y esto lo es de dos modos: está resuelto a conseguir el fin propuesto y sabe cómo resolver los problemas y obstáculos que se van presentando en su camino hacia tales fines. De modo tal que la imagen de masculinidad que Odiseo refleja es la del que sabe encontrar, bajo situaciones de presión, un modo de salir de los problemas de manera creativa y eficiente.

6. Ayax: un varón sabe tener fuerza física y conservarse apto.

Esta podría parecer una característica muy superficial por referirse al cuerpo. Sin embargo, la corporalidad en salud es un tema central en la mentalidad clásica. Quien no tiene un cuerpo cuidado y preparado no es apto para defender la ciudad y participar de la vida política (con excepciones contadas, como la de la ancianidad).

Ayax es un buen ejemplo de esto, pues es el guerrero más corpulento y fuerte entre los griegos, y usa su cuerpo para servir a los demás en batalla de modo que se convierte en una bandera viviente bajo cuya confianza sus amigos pueden reunirse. De tal modo vemos en Ayax la característica masculina de fortaleza física. Un varón es capaz de mantener un cuidado de su salud física para servir a sus aliados cuando sea necesario.

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Topics: Ilíada y Odisea, Mitología Griega

Gabriel González Nares

Escrito por Gabriel González Nares

Gabriel González Nares es maestro en Filosofía Antigua por la Universidad Panamericana, México y licenciado en Filosofía por la misma universidad. Ha sido profesor de filosofía en el Colegio Montreal y en el departamento de Humanidades de la Universidad Panamericana, donde, en la actualidad, es profesor investigador de tiempo completo en la escuela de pedagogía. Ha asistido a congresos sobre filosofía medieval en Santiago de Chile, Nueva York, París y Atenas. Se interesa por la filosofía de la educación, la metafísica y la Dialéctica medieval, especialmente en la transición de la Antigüedad tardía a la Alta edad media latina. Es miembro de la Asociación filosófica de México y columnista en la Cátedra UP-IPADE Carlos Llano.

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