Filosofía

Que la voluntad actúe con los juicios de la inteligencia

[fa icon="calendar"] 17/04/20 11:04 / por Laura Cremades Granja

 

Carlos Llano Cátedra UP-IPADE

Carlos Llano muestra su capacidad de manejar conceptos complejos y su agudeza para develar misterios como puede llegar a serlo la intimidad del corazón humano. “El empeño de la forja del carácter en relación con el sentimentalismo ha de seguir un derrotero más claro: que la voluntad se acostumbre a actuar de acuerdo con los juicios de la inteligencia y que la inteligencia se habitúe a considerar las cosas –planes, proyectos y acciones concretas- con visión objetiva de lo que somos y debemos ser[1]. Porque, además de no estar basados en la verdad, los sentimientos se disfrazan, se encubren de razón y pueden variar sin que la persona pueda preverlo ni controlarlo; además, explica el Dr. Llano, los sentimientos son subjetivos, puntiformes, ciegos, caprichosos[2]. “El estado de ánimo desplaza a las razones y motivos intelectuales y se hace pasar por ellos (es cuando, como lo dice José María Escrivá de Balaguer, ‘tendrás muchas razones, pero no tienes razón’). Pedir consejo a una persona de valía intelectual y de confianza servirá para objetivar el estado de ánimo o el sentimiento, para desenmascarar los disfraces con que éstos se ocultan (racionalización). La voluntad debe habituarse a seguir el juicio prudente de la razón (prudencia es objetividad: los sentimientos son subjetivos), con independencia de lo que sintamos en un momento dado. A esto se llama superar los sentimientos, actuar por encima de, trascenderlos. Es el único tipo de dominio del que somos capaces”[3].

Advierte sobre el peligro de una forma de estoicismo o de voluntarismo en la filosofía oriental, que no es lo que propone el Dr. Llano. “En la filosofía oriental se persigue no tener sentimientos (estado de nirvana que equivale a lo que los griegos denominaban ataraxia o imperturbabilidad de ánimo). En la filosofía aristotélica (la que apoya Carlos Llano), más realista, y en la filosofía moral cristiana no se persigue ilusoriamente el apaciguamiento de los estados de ánimo, sino el actuar por encima de ellos, impregnarlos de racionalidad para que operen a nuestro favor; pero insistimos que sólo el actuar, no el sentir, se encuentra directamente en nuestras manos. Se nos pide así, por ejemplo, que en la tribulación nos comportemos como si estuviéramos alegres, aun estando atribulados. A este modo de conducta le llamamos temple, o punto de dureza y flexibilidad que adquieren los buenos metales”.[4]. No es falsificar la realidad, sino transformarla en algo que tenga mayor fruto bueno. Es la forma en la que de los males se pueden conseguir mayores bienes.

Lograr que nuestra voluntad siga a la razón superando los estados de ánimo, pasiones, emociones y sentimientos, recibe el nombre de virilizar"[5], palabra que tiene la misma raíz que "virtud", en el sentido de fortalecer al ser humano.

“Para Aristóteles un buen gobierno es aquel en el que hay armonía entre la racionalidad y la afectividad. Pero la relación de la racionalidad respecto a la afectividad es una relación de obediencia[6]La razón ha de persuadir a la afectividad (como el padre al hijo o los amigos entre sí), y la afectividad escuchar a la razón. Por esto la relación política entre inteligencia y afectividad es una relación por naturaleza inestable. El buen gobierno no solo es válido para la regencia de la ciudad, al que Aristóteles aquí se refiere, sino también para algo más importante, que es el gobierno de sí mismo. El carácter es la permanente procuración de la estabilidad dentro de lo que es de suyo inestable”[7], como son los sentimientos. Un ejemplo de la inestabilidad de los sentimientos es que dependen de aspectos tales como haber dormido bien o estar desvelado, haber comido o encontrarse hambriento, estar cansado o descansado: cambian con el tiempo y con la condiciones de la persona.

Este dominio de los sentimientos es el trazo más importante del carácter, de la personalidad. Sólo quien actúa siguiendo a la razón –sin racionalizaciones- tiene objetividad y sentido panorámico de la vida[8]. Esta expresión recoge la forma apasionada y a veces poética de hablar de Carlos Llano, se refiere a poder tener una visión más amplia, como quien ve todo el bosque y no sólo un árbol, como quien puede ver todo el sentido de las cosas y no nada más la piedra que pisa. Sin embargo, Carlos Llano deja claro que los sentimientos ocupan un lugar muy importante dentro de la persona: “lo más difícil de vencer son los sentimientos porque, después de la voluntad, son lo más íntimamente nuestro, al punto de que hay una natural resistencia a manifestarlos con impudicia. Vencer los sentimientos es, pues, vencerse a sí mismo: hay ‘pequeñeces de carácter en las que no te quieres vencer’ (José María Escrivá de Balaguer)… vencernos a nosotros en ellas”.[9] En la actualidad, con las redes sociales, se ha perdido ese pudor y se manifiesta con demasiada facilidad el sentimiento, especialmente cuando es de tipo positivo, a tal grado que se exagera y que se muestran sentimientos tales a través de las pantallas que no se dicen en persona. Es porque el lenguaje escrito así lo favorece, es algo normal y tal vez sea un beneficio del uso de redes sociales: la facilidad con la que la gente manifiesta su cariño, consuelo y solidaridad a los demás. Siguiendo la advertencia de Carlos Llano, lo importante será cuidar que esos sentimientos sean auténticos y que no sólo se expresen por escrito sino con acciones específicas que beneficien a los demás, en amistad. Además, es preciso lograr ese "vencerse a sí mismo" de Carlos Llano en el sentido de no buscar lo agradable sino lo bueno, lo correcto y lo verdadero. Difícil pero impostergable tarea.

Artículo escrito bajo la dirección de Arturo Picos, director de la Cátedra UP-IPADE Carlos Llano.

ebook constancia como eje


[1] Aristóteles, Política I, c.1; 1252a

[2] Idem, p. 121

[3] Idem, p. 121

[4] Ídem, p. 121

[5] Idem, p. 120

[6] Aristóteles, Política I, c.1; 1252a

[7] Idem, p. 121

[8] Idem, p. 121

[9] Idem, p. 121

Topics: Dirección general, Voluntad, Inteligencia, Toma de decisiones

Laura Cremades Granja

Escrito por Laura Cremades Granja

Colabora con diferentes universidades y programas educativos tanto de manera presencial como en línea. Egresada del MEDE del IPADE, Maestría en Educación Familiar por la Universidad Panamericana, Diplomado en Finanzas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México, Ingeniera Biomédica por la Universidad Iberoamericana. Tiene experiencia trabajando en finanzas, planeación y capacitación en diferentes empresas del sector privado, social y gubernamental.

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