Filosofía

Sobre ‘envejecer con sentido’

[fa icon="calendar"] 8/10/18 10:20 / por Luís Xavier López Farjeat

 

Cátedra Carlos Llano UP-IPADE

 Hace poco tiempo dirigí una tesis de filosofía sobre la marginación del anciano en México y la necesidad de reconocer la ‘dependencia’ como una virtud. Como suele suceder con las tesis de filosofía aplicada, ésta recibió varias críticas y cuestionamientos, algunos muy valiosos, otros algo superfluos: “¿No es esa una tesis de sociología?” “No alcanza a verse por qué es ése un tema filosófico”. Como toda tesis de licenciatura, el trabajo tiene defectos, limitaciones y planteamientos mejorables y debatibles. Su ventaja es que pone sobre la mesa un problema relevante y urgente. Para sorpresa de muchos —incluido yo—, la tesis ganó el Premio Nacional de Tesis de Filosofía organizado desde la Asociación Filosófica de México. A la fecha, algunos de mis colegas reprueban ese tipo de investigaciones en general, y esa tesis en particular. Varios académicos siguen pensando que la filosofía debe limitarse a esclarecer problemas teóricos y a corregir equivocaciones en la interpretación de textos exclusivamente filosóficos. Sin duda, la filosofía tiene una metodología propia y un ámbito específico y, en efecto, de ninguna manera debe abandonarlos. No obstante, ello no significa que la filosofía deba recluirse en un academicismo misántropo. La filosofía puede aportar demasiado a los problemas de interés público si se arriesga a salir con cierta regularidad de los confines de la academia pura.

Entre los problemas más acuciantes que ocupan a la filosofía moral contemporánea se encuentra el de la marginación y el aislamiento que sufren las personas en condiciones de vulnerabilidad física, emocional y mental. La tesis de mi exalumna, Ana Paula Márquez, utiliza la teoría de las capacidades propuesta por Martha Nussbaum —inspirada en la teoría económica de Amartya Sen—, para revisar si desde ahí es posible proponer alguna alternativa para atender a los ancianos, uno de los sectores más vulnerables y olvidados. La teoría de las capacidades pretende garantizar las condiciones mínimas de una vida humana digna. En parte, su objetivo es promover ante los gobiernos y la sociedad la construcción de un ambiente socio-político y económico que sea favorable para el desarrollo vital de todas las personas. Dicho en otras palabras, dada la responsabilidad social y política de los gobiernos y de la sociedad para contribuir al mejoramiento de los estándares de calidad de vida y bienestar, han de considerarse una serie de indicadores que apunten hacia la protección de todo individuo, especialmente de quienes, por alguna razón, han sido tratados con inequidad y han sido discriminados.

En el caso mexicano, el discurso socio-político actual está invadido por iniciativas que promueven la sensibilización e intentan concientizar ante las condiciones de pobreza, marginación y discriminación. Sabemos, sin embargo, que en muchas ocasiones no se concretan acciones ni programas que resuelvan de manera coherente y efectiva las situaciones de vulnerabilidad y exclusión en la que viven tantas personas. La teoría de las capacidades que ha desarrollado Nussbaum intenta establecer un marco teórico que incida en las políticas públicas y atienda precisamente esa clase de dificultades. Con esta finalidad, Nussbaum sugiere diez indicadores que desde su perspectiva son indispensables para vivir una vida digna. Ella misma sostiene que estos indicadores —vida, salud corporal, integridad corporal, capacidad para sentir, imaginar y pensar, el establecimiento de vínculos afectivos, la razón práctica, la afiliación, la relación con otras especies, el juego, y la capacidad para controlar y participar en el entorno personal—, fungen como un criterio regulativo que permite evaluar diferentes casos como, por ejemplo, la vulnerabilidad de las mujeres o de los pobres. En una parte de su tesis, Ana Paula revisa específicamente estos indicadores con el objeto de cuestionar hasta qué grado podrían aplicarse a la situación de los ancianos en México. Su propuesta final consiste en una adaptación de la teoría de Nussbaum al caso específico de los ancianos y, al mismo tiempo, defiende la necesidad de la Filosofía para construir una propuesta para el desarrollo integral del anciano. Nussbaum ya había escrito algunos artículos destinados a pensar desde la perspectiva de las capacidades la situación de los ancianos. Es complejo determinar, sin duda, cómo deben tanto el gobierno como la sociedad procurar el desarrollo y bienestar de un grupo de individuos que generalmente se consideran como una carga. Si bien en el caso de otros sectores Nussbaum defiende como indicador básico el de la “vida”, tal parece que en el caso de los ancianos el indicador se traduce en cómo morir dignamente.

Los ancianos han dejado de ser productivos. En muchas ocasiones no son autosuficientes y los deterioros en su salud los vuelven absolutamente dependientes de un tercero. Dicha situación ha ocasionado que incluso en el ámbito de la medicina aparezca la interrogante de si vale la pena dedicarse a la geriatría o si, por el contrario, sería mucho más conveniente emplear esfuerzos y recursos en cuidar y procurar a quienes no han llegado a la recta final de su vida. Por decirlo de otro modo: entre los estudiantes de medicina, la pediatría es preferible a la geriatría.

Mientras el criterio social y cultural predominante sea el grado en que las personas son útiles, será por demás difícil plantearse un escenario en el que los ancianos sean revalorados y acompañados. Por ello, la idea al elaborar una tesis de licenciatura sobre este tema era sugerir, quizá de manera todavía demasiado teórica, la necesidad de elaborar algo así como una ‘fenomenología de la vejez’, que pudiera servir como base para defender radicalmente la dignidad del anciano y el llamado moral a no abandonarlo sino a procurarlo y acompañarlo. No es una labor fácil y el panorama, muy posiblemente, no es optimista.

En 2017 se publicó Aging Thoughtfully (Oxford University Press, 2017), una serie de reflexiones alrededor de la vejez, precisamente a cargo de la filósofa Martha Nussbaum y el abogado Saul Levmore. La editorial Planeta tradujo recientemente (2018) este libro bajo el título Envejecer con sentido: conversación sobre el amor, las arrugas y otros pesares. Se echaba de menos, en efecto, un trabajo más detallado en donde Nussbaum ahondara en la situación general de los ancianos. Tanto ella como Levmore, saben que el tema no es nada sencillo y que, al abordarlo, cualquier reflexión sobre la ancianidad se encuentra con que se tiende a utilizar ciertos estereotipos. Además, las experiencias de la vejez cambian de una persona a otra y, aunque suele haber algunos rasgos en común, cualquier intento por relatar situaciones particulares se torna rápidamente en algo descriptivo y muy difícilmente en algo normativo. Los autores del libro son conscientes de estas limitantes. A pesar de que ambos comparten con el lector su propia experiencia de la vejez, tratan de proponer algunas medidas generales para hacer de la vejez algo menos incómodo. El libro está repleto de algunas propuestas muy conocidas en entornos económicamente sanos: cómo enfrentar la jubilación, por qué importa el ahorro en la vejez y un buen plan de pensiones, por qué importan las comunidades de jubilados, etcétera. Se suman valiosas observaciones acerca del valor de envejecer con amigos o reflexiones sobre un asunto que en nuestras sociedades suele ser visto como algo extremadamente privado, a saber, el envejecimiento del cuerpo.

El libro se mantiene en un tono demasiado optimista, aunque quizá un poco menos en el capítulo séptimo, en donde se tratan los dos problemas a mi juicio más graves: la desigualdad y el envejecimiento de la población. Aunque la mayoría de los ancianos estadounidenses y de otros países con un alto nivel de vida han envejecido de manera próspera, una porción importante de la población mundial es (y será) de ancianos pobres. La Seguridad Social, como se sabe, es ineficaz e insuficiente. Además del quiebre de la Seguridad Social, hay otros factores que inciden de manera preocupante en la vida de los ancianos: guerras y violencia, cambio climático, conflictos intergeneracionales. Levmore intenta dar una solución a un panorama sombrío. Lamentablemente, está pensando —de manera más bien optimista— en una economía estadounidense muy sana para los próximos años. ¿Será? ¿Y el resto del mundo? ¿Y los países pobres o en vías de desarrollo? Por su parte, Nussbaum revisa esta vez cómo aplicarían, tal como intentó hacerlo mi exalumna hace casi cinco años, los diez indicadores en la conformación de políticas públicas dispuestas a mejorar la calidad de vida de los ancianos. Sabe que los retos son grandes. Sugiere —y esto sin duda es relevante y atinado— una mayor interacción entre filosofía y economía —entre las humanidades y las ciencias sociales— para construir la base de un consenso social para salvaguardar los derechos básicos de los ancianos. Sin embargo, de manera realista —y en consecuencia poco optimista— sostiene que “la sensación dominante de que la pérdida de capacidades en la vejez es “natural” supone un gran obstáculo para el debate que tanto necesitamos” para defender los derechos básicos de los ancianos y para promover una cultura altruista. Este sería, sin duda, un buen punto de partida. Pero también habría que plantearse cómo infundir en las generaciones jóvenes, abrumadas por un pragmatismo económico sumamente agresivo, un espíritu solidario y atento a las necesidades de los vulnerables y desprotegidos.

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Topics: Vejez, Dignidad Humana, Economía, Sentido

Luís Xavier López Farjeat

Escrito por Luís Xavier López Farjeat

Luis Xavier López Farjeat es Profesor-investigador en la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana y profesor del Posgrado en Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 2). Es Director Asociado de “Aquinas and ‘the Arabs’ International Working Group” (www.AquinasAndTheArabs.org). Su área de especialidad es la filosofía islámica clásica y la historia intelectual islámica. Es editor de Tópicos, Revista de Filosofía (http://topicosojs.up.edu.mx). Ha publicado varios artículos especializados en libros y revistas arbitradas nacionales y extranjeras, y también ha sido colaborador en varias revistas de divulgación y suplementos culturales. Es co-editor y co-autor de los libros Philosophical Psychology in Arabic Thought and the Latin Aristotelianism of the 13th Century (París, 2013) y The Routledge Companion to Islamic Philosophy (Londres & Nueva York, 2016). Recientemente publicó el libro Razones, creencias y argumentos (España, 2018).

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