En su mensaje para la celebración de la XXXVII Jornada Mundial de la Paz, San Juan Pablo II recalca la relevancia del perdón como único medio para la verdadera reconciliación política: “por eso he recordado varias veces a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad la necesidad del perdón para solucionar los problemas, tanto de los individuos como de los pueblos. ¡No hay paz sin perdón!”
Bernardo Sainz Martínez

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Fe y política
[fa icon="calendar'] 10/01/17 17:20 / por Bernardo Sainz Martínez publicado en Pensamiento cristiano, Cristianismo, Religión, Fe, Juan Pablo II
Antecedentes de las relaciones internacionales
[fa icon="calendar'] 27/09/16 6:00 / por Bernardo Sainz Martínez publicado en Política, Kant, Derecho
La reflexión sobre las relaciones internaciones y la unión del mundo trae inmediatamente a la cabeza el trabajo de Immanuel Kant. Kant es considerado uno de las más importantes influencias del derecho internacional y del desarrollo de la noción de “derechos humanos”. En La Paz Perpetua, Kant establece lo que parece ser la guía para que las relaciones internacionales logren la paz mundial. Empero, con más de dos siglos de anterioridad, la reflexión filosófica sobre las relaciones internaciones ya existía. En esta entrada de blog compararé la noción de “ley de las naciones” (ius gentium) de Francisco de Vitoria con la noción de “ley cosmopolita” (ius cosmopoliticum) de Kant. Específicamente intento mostrar que hay un paralelismo entre Vitoria y Kant en sus respectivas teorías que pretenden articular una ley universal que avale un derecho internacional, pero que, no obstante, ese paralelismo proviene del ius cosmopoliticum, mas no del ius gentium kantiano.
Control de la natalidad
[fa icon="calendar'] 20/09/16 16:53 / por Bernardo Sainz Martínez publicado en Familia, Biopolítica, Control de la natalidad
Parecería burdo, en principio, preguntarnos el porqué de las políticas reproductivas, de la intromisión del Estado en el control de la natalidad o de la promoción gubernamental a métodos anticonceptivos. Es evidente, podemos argumentar, que el gobierno como autoridad y representación popular tiene el derecho de controlar, cuantificar y, de alguna manera, administrar el crecimiento poblacional para el buen desarrollo demográfico y económico, aunque esto suponga una intromisión en la vida del individuo. La “vida” debe ser entendida aquí en el sentido más primario del término: no me refiero a la historia o a las relaciones sociales de una persona, sino, valga la redundancia, a su “vida biológica”. A pesar de que este argumento podría satisfacer a muchos, Michel Foucault, en el primer volumen de su Historia de la Sexualidad, se adentra en el problema de la relación de la política con la vida y la muerte.