Filosofía

Filosofía Medieval Cristiana

[fa icon="calendar"] 27/10/17 5:00 / por Diego Espinoza Bustamante

filosofia-medieval-cristiana.jpgLa filosofía medieval cristiana1 fue utilizada para explicar y defender las realidades afirmadas por el cristianismo, pero también para fomentar un correcto entendimiento de las mismas

En efecto: lo que se podría llamar “filosofía medieval cristiana” jugó una función ancilar a lo largo de la Edad Media, fungiendo de sirvienta para el desarrollo de la teología. De hecho, quizá el nombre más preciso para distinguir el fenómeno intelectual de la cristiandad medieval sea “teología filosófica”. Para llevar a cabo este proyecto, los teólogos medievales desarrollaron todo un vocabulario mediante el acuño de nueva terminología y dotando de significado teológico términos provenientes de otros campos del saber. Muchos primeros escritores cristianos se dedicaron al estudio de la filosofía antes de convertirse al cristianismo y desarrollar la teología cristiana. Gracias al tiempo invertido al estudio de la filosofía, estos pensadores se percataron de la pertinencia de la filosofía para formar un cuerpo doctrinal. El caso paradigmático de este modelo de escritor cristiano fue San Agustín.

San Agustín

Es de sobra conocido que fue San Agustín quien articuló las bases teóricas para la filosofía medieval cristiana, acentuando la prioridad teórica de las verdades reveladas, expresadas en la doctrina cristiana y en la Biblia. Con respecto al contenido proveniente de la filosofía pagana, las verdades reveladas sirvieron a San Agustín como una especie de medida para regular tesis y argumentos filosóficos, de tal manera que se pudiera dirimir la verdad de esas afirmaciones. El modus operandi de San Agustín es el modelo de todo pensador (no sólo filósofo) cristiano: empezar creyendo la verdad revelada e intentar adquirir entendimiento de lo anteriormente creído. Según San Agustín, utilizar argumentos filosóficos para esclarecer y defender la doctrina cristiana no sólo es legítimo, sino que es también un deber (digámoslo así: epistémico) para el pensador cristiano, pues es gracias a la facultad racional que los seres humanos nos asemejamos a Dios: despreciar la razón sería despreciar la imagen de Dios en nosotros.

Al momento de articular un cuerpo doctrinal, San Agustín dotó de herramientas filosóficas a los pensadores cristianos que les ayudarán a articular, exponer y clarificar su mensaje teológico. En las obras de San Agustín se encuentran reflexiones “teológico-filosóficas” que oscilan desde la naturaleza del pecado hasta el misterio de la Trinidad. Esta clase de teología filosófica informó el desarrollo teológico y filosófico de la Edad Media. Por mencionar algunos ejemplos: Cur Deus Homo, De Casu Diaboli, y De Conceptu Virginali et de Peccato Originali de San Anselmo; Theologia Summi Boni de Pedro Abelardo; De Sacramentis de Hugo de San Víctor; y, De Trinitate de Ricardo de San Víctor, son algunas de las obras que se inscriben en la tradición de la teología filosófica inaugurada por San Agustín, en donde no hay una distinción muy clara entre teología y filosofía.

 

Las Sentencias

Con la emergencia de las facultades de teología en las universidades europeas, el estudio de la teología comenzó a presuponer estudios rigorosos en filosofía, exégesis bíblica y familiaridad con los textos de los Padres de la Iglesia y de los primeros teólogos cristianos. Las Sentencias de Pedro Lombardo constituyen un claro ejemplo de estos últimos. Las Sentencias presentan sistemáticamente la doctrina cristiana, consistiendo de cuatro libros dedicados al estudio de la Trinidad, la creación, la Encarnación y los sacramentos. Dado que Las Sentencias de Pedro Lombardo fue el libro de texto tradicional para los estudiantes de teología, pensadores de la talla de San Alberto Magno, San Buenaventura, Santo Tomás de Aquino, el Beato Duns Escoto y Guillermo de Occam, las estudiaron e hicieron comentarios sobre ellas en su último estadio de entrenamiento intelectual. Es así que un correcto entendimiento del armazón de la teología filosófica de los siglos XIII y XIV implica un estudio de Las Sentencias de Pedro Lombardo.

1Véase: S. F. Brown (1996: 267-87) y S. MacDonald (2010: 91-8).

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Diego Espinoza Bustamante

Escrito por Diego Espinoza Bustamante

Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana. Actualmente trabaja como adjunto de rectoría de la Universidad Panamericana y como Asistente de Investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Sus intereses filosóficos tienen que ver con metafísica de la mente, metafilosofía, filosofía cristiana y teorías de la verdad. También le interesa la historia de la filosofía medieval, de la filosofía analítica y del pragmatismo americano, así como el cultivo de autores; por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, Guillermo de Occam, John Dewey, Ludwig Wittgenstein y W. V. O. Quine.

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