Filosofía

Garrigou-Lagrange: Determinación y Oración

[fa icon="calendar"] 21/02/17 7:00 / por Diego Espinoza Bustamante

Garrigou-Lagrange determinación y oración2-3.jpgParte 1

Hay un argumento en la lectura que hace Garrigou-Lagrange a Santo Tomás que creo incorrecta e, incluso, nociva si lo que se pretende es presentar “ortodoxamente” la teología filosófica de Santo Tomás. Discutiendo el trillado pero importante problema entre gracia y libertad –la célebre “Polémica ‘De Auxiliis’”–, Garrigou-Lagrange puso frente a los argumentos de los neo-molinistas los dos siguientes dilemas:

 

(1) Dios o (1.1) determina o (1.2) es determinado; y,

(2) El conocimiento divino o (2.1) es causa de las libres determinaciones humanas o (2.2) es causado por ellas.

Para desmarcarse de cualquier tipo de inmanentismo y acentuar la trascendencia de Dios, Garrigou-Lagrange optó por (1.1) y (2.1), alegando que (1.2) y (2.2) implican una visión antropomórfica y, por tanto, inmanente, de Dios. Con todo, para robustecer su argumentación, Garrigou-Lagrange también apeló a un compromiso teológico de Santo Tomás, a saber, la impasibilidad causal de Dios. En esta entrega me limitaré a exponer la reconstrucción de  E. Stump (2003: 119-20) al argumento de Garrigou-Lagrange, y señalaré que una visión como la que él defiende termina eliminando la libertad que los seres humanos tenemos para determinarnos y la eficacia de la oración.

 

Impasibilidad causal en Dios

El dilema que presenta Garrigou-Lagrange es el siguiente: para cualquier caso, Dios determina o es determinado, ya sea desde un plano cognitivo o volitivo. Si Dios es determinado, entonces Dios puede ser causalmente afectado por un agente externo, es decir, Dios no es causalmente impasible. Según ST Ia.25 corpus 1, Dios es causalmente impasible. Por tanto, Dios no es determinado; entonces, Dios determina.

Garrigou-Lagrange extiende su argumento hasta el conocimiento y la volición de Dios: si Dios conoce que P porque P es el caso, entonces el conocimiento de Dios es causalmente afectado por P, lo cual implicaría que hay pasividad en Dios. En un mismo espíritu, si Dios quiere que P porque c hace tal o cual cosa, entonces la volición de Dios es causalmente afectada por c, lo cual implicaría que hay pasividad en Dios. Dado que no hay pasividad en Dios, Él no puede ser sensible a los asuntos humanos; por ejemplo, si Fulano pide a Dios que le cure el cáncer de páncreas, y Dios así lo hace, según la interpretación de Garrigou-Lagrange, entonces, Dios curaría el cáncer de páncreas de Fulano no por su oración, sino porque Dios simplemente así lo quiso. Igualmente, Dios no se enteraría de que Fulano padece cáncer de páncreas por la oración de Fulano, sino que Dios simplemente sabe que Fulano tiene cáncer de páncreas.

Si bien es cierto que la interpretación de Garrigou-Lagrange se encuentra lejos de problematizar la impasibilidad causal divina, sí choca con la visión de un Dios personal al acentuar la trascendencia divina. En efecto: ¿puede haber un Dios personal si Éste no es sensible a los asuntos humanos? Además, esta interpretación contradice otros compromisos también de Santo Tomás, como que Dios sí escucha y responde a las oraciones humanas, o que los seres humanos somos libres. En cualquier caso, la disyunción, según Garrigou-Lagrange, es exclusiva: o Dios es causalmente impasible o los seres humanos somos libres y la oración de petición hace sentido. Si se opta por el primer disyunto, se tendría un Dios simple, impasible, trascedente, pero demasiado ajeno y desaparecido a los hombres; pero, si se opta por el segundo disyunto, se tendría que replantear algunos atributos divinos (como la simplicidad) y desechar la primera y segunda vía de Santo Tomás para probar la existencia de Dios, pues ambas están cimentadas sobre la impasibilidad causal.

 

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Topics: Filosofía, Filosofía mexicana

Diego Espinoza Bustamante

Escrito por Diego Espinoza Bustamante

Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana. Actualmente trabaja como adjunto de rectoría de la Universidad Panamericana y como Asistente de Investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Sus intereses filosóficos tienen que ver con metafísica de la mente, metafilosofía, filosofía cristiana y teorías de la verdad. También le interesa la historia de la filosofía medieval, de la filosofía analítica y del pragmatismo americano, así como el cultivo de autores; por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, Guillermo de Occam, John Dewey, Ludwig Wittgenstein y W. V. O. Quine.

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