Filosofía

Víctimas del consumismo

[fa icon="calendar"] 26/07/16 6:30 / por Diego Espinoza Bustamante

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“A lo largo de la historia han existido diversas consideraciones sobre la relación entre materia y espíritu, pero en nuestra cultura toma la forma específica del materialismo. Éste, en general, es justamente el encadenamiento del hombre a la materia; sus antecedentes se remontan hasta Demócrito, Empédocles y los epicureístas griegos”, nos dice Llano.

La lectura de Llano de la cultura actual es que después del fordismo y del desarrollo del American Dream, el materialismo ha adoptado características especiales que en nuestra cultura actual se ha concretado en el consumismo. Embebido de los textos de Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino y Juan Pablo II, Carlos Llano reflexiona a partir de los problemas producidos por una sociedad víctima del consumismo. Si entiendo bien, la inquietud de Llano es que la cultura actual no cataloga al consumismo en el elenco de vicios, sino que, todo lo contrario, lo considera una virtud.

Necesidades naturales y necesidades añadidas

Como sostiene Llano, el materialismo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, se ha arropado bajo la forma del consumismo. Antes, el deseo de poseer cosas materiales iba de la mano de lo que bien se podría llamar “acaparamiento” y, entonces, el materialismo tenía sobre todo el sentido de la avaricia del hombre que quería contar con mucho dinero para poseerlo y usarlo a su antojo. Pero, tal parece que en este momento de la historia de la humanidad, el deseo con respecto a las cosas no es tanto el de poseerlas, sino el de consumirlas, afirma Llano.

Siguiendo una línea de pensamiento clásico, Llano distingue en dos las necesidades de los seres humanos: por un lado se encuentran las necesidades naturales, necesidades requeridas por los seres humanos para su subsistencia; y, por el otro, se encuentran las necesidades añadidas, aquellas que los seres humanos nos inventamos porque las creemos “necesarias”. Las necesidades añadidas, nos cuenta Llano, se denominaban appositae en la terminología latina, lo que implicaría que ya desde antaño esa clase de necesidades eran consideradas ficticias, fingidas o falsas. En palabras de Llano: “es lo que llamamos crearse necesidades”. En este orden de ideas, una de las notas distintivas de una cultura víctima del consumismo es la actitud frente a la vida mediante la cual nos creamos “necesidades” para satisfacerlas.

Probablemente, una de las inquietudes de Llano activada por la cultura del consumo es que el hombre contemporáneo caiga en el craso error de creer que su felicidad se reduce a la satisfacción de necesidades ficticias. Esta inquietud sondeada por Llano lo lleva a remontarse hasta el Gorgias de Platón, diálogo en el cual el personaje Gorgias sostenía que la felicidad de los seres humanos no era otra cosa sino la capacidad para crearse “necesidades” intensas para después satisfacerlas. Para salir del atolladero de Gorgias, Llano invoca a Sócrates, quien objetaba que si el paradigma de hombre feliz fuera el modelo de Gorgias, “el hombre feliz se asemejaría entonces a aquel que continuamente se provoca resquemores en la piel para rascarse, calmando de esa manera su necesidad”.

“Pero, ¿cuáles son las verdaderas necesidades y cuáles las superfluas? ¿Cuáles son los bienes que agrandan el tamaño del hombre y cuáles son los bienes que lo encadenan y lo encogen? Por más que se encuentre generalizada la superfluidad, por el lado de las estadísticas no podremos resolver la cuestión”. Más allá de la perspicacia de estas preguntas, la desilusión de Llano es que el modus vivendi que nos vende sin empacho la cultura actual nos ha cegado y, tal vez, incapacitado para poseer el criterio adecuado por el cual podamos discernir entre lo que es superfluo de lo que no lo es.

 

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Topics: Filosofía, Consumismo, Necesidades sociales

Diego Espinoza Bustamante

Escrito por Diego Espinoza Bustamante

Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana. Actualmente trabaja como adjunto de rectoría de la Universidad Panamericana y como Asistente de Investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Sus intereses filosóficos tienen que ver con metafísica de la mente, metafilosofía, filosofía cristiana y teorías de la verdad. También le interesa la historia de la filosofía medieval, de la filosofía analítica y del pragmatismo americano, así como el cultivo de autores; por ejemplo, Santo Tomás de Aquino, Guillermo de Occam, John Dewey, Ludwig Wittgenstein y W. V. O. Quine.

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